¡Siervas Amadas Para Servir!

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Lucas 1:38 
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

Vemos aquí que María se identifica como una sierva que se ofreció a sí misma a Dios como una página en blanco en la que él podía escribir lo que quisiera. 
¿Cuántas de nosotras estamos dispuestas a hacer esto?

Amadas las saludo con el entrañable amor de Jesucristo, gracias a Dios por una oportunidad que me da de poder traerte un mensaje más a tu vida, mi anhelo es animar su corazón y pedirles que no desestimen esta pequeña reflexión que he preparado para ustedes, sobre la responsabilidad y el privilegio de servir a Dios, no como siervas esclavas, sino como hijas amadas que responden a su amor y gracia. 
Ser una sierva de Dios es un llamado noble y hermoso y vamos a explorar juntas que significa realmente ser sierva de Dios y cómo podemos aplicar este principio en nuestra vida. 

En el Antiguo testamento Dios, declara su elección y propósito para su pueblo sin importar su ubicación, afirmando que son sus siervos que no serán abandonados, y les  asegura su compañía, su cuidado constante y lo encontramos en:
Isaías 41:9
Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché.
Amén!
Aunque está promesa fue para su pueblo escogido, para Israel, también es para nosotras sus amadas, sus escogidas.
Cuando Jesús vino a buscarnos y nosotras abrimos la puerta de nuestro corazón aceptándolo como nuestro Señor, nos convertimos en sus siervas para su servicio, reconociendo que nuestro valor y privilegio de servir, viene de Dios, por los méritos de su hijo y no por nosotras mismas.
Tampoco es porque vio algo maravilloso o bueno en nosotras, sino porque él es Bueno.

¿Ahora, que significa ser siervas de Dios?
Es aquella persona que está dispuesta a hacer lo que Dios pida, cuando él lo pida donde él lo pida, no importando lo que él le pida.
En griego la palabra siervo significa doulos, esclavo, y  describe a alguien que está sujeto a la voluntad de su Señor, y totalmente a la disposición de él.
También existe la palabra (diakonos), que puede traducirse como "siervo" o "ministro", pero con un significado más amplio que el de doulos, y que a menudo se refiere a alguien que sirve o ayuda activamente a otros, ya sea enseñando, pastoreando o cuidando a los necesitados. 

En el Antiguo Testamento, aunque la palabra "siervo" se usa para referirse a personas importantes como Abraham, Moisés o David, el concepto de doulos se relaciona más con la idea de un esclavo que con un siervo en el sentido moderno de alguien que simplemente realiza un servicio activamente a otros.

Entonces ser siervas de Dios implica una vida de servicio, fe y humildad, donde buscamos agradar a Dios en todo momento, sirviendo a los demás con amor, compasión y humildad, como dice en:
Filipenses 2:3-4 
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 

No obstante en la Biblia, encontramos muchos ejemplos de mujeres que sirvieron a Dios con fidelidad y pasión, y voy a mencionar primeramente a Marta, si nuestra amada Marta hermana de María y Lázaro es un ejemplo de una sierva de Dios, que se esforzó por servir a Jesús y a sus discípulos y lo vemos en Lucas 10:38-42.
Aunque se distrajo con las tareas del hogar, Jesús le enseñó que lo más importante es sentarse a sus pies y escuchar su palabra.

Por otro lado tenemos a la mujer samaritana, ella también es un ejemplo de una sierva de Dios que se encontró con Jesús en el pozo y se convirtió en una evangelista para su comunidad y si deseas saber más puedes verlo en Juan 4:1-42, ella sirvió a Jesús compartiendo su testimonio con otros.

Ahora no quiero dejar de mencionar a Dorcas, conocida también como Tabita, ella demostró ser un ejemplo de una sierva de Dios, porque se dedicó a servir a los pobres y necesitados. En Hechos 9:36-42 encontramos su historia.
Ella hizo ropa y otros artículos para los pobres, y su servicio fue bendecido por Dios.

También tenemos otro ejemplo de servicio en los hermanos de la primera iglesia que buscaron servir en amor, compasión, fomentado la comunión con otros creyentes apoyándose mutuamente, leamos:
Hechos 2:42
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

Entonces si deseamos ser verdaderas siervas, debemos estar dispuestas a servir a los demás, renunciando a nuestros deseos personales y estar dispuestas a hacer cualquier cosa para cumplir la voluntad de Dios, Pablo lo expresa en:
Romanos 12:11
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.

A continuación te presento a nuestro Señor utilizando una parábola sobre un siervo para ilustrar la importancia de la humildad y el servicio desinteresado. 
La parábola comienza con unas preguntas de nuestro Señor, y lo encontramos en:
Lucas 17:7-9
¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no.

El pasaje nos enseña que, como siervas de Dios, debemos servirle con un espíritu de humildad, sin esperar recompensas ni reconocimiento. 
Nuestro Señor usa esta imagen para mostrar la actitud que deben tener sus discípulos. Así como el siervo en la parábola, después de trabajar arduamente, no espera que su amo le sirva, sino que continúa sirviendo. 
De la misma manera, como siervas debemos cumplir con nuestros deberes sin pretender ser merecedoras de un trato especial. 
Ahora en la época de Jesús, los siervos eran considerados propiedad de sus amos y no tenían derechos. Después de una larga jornada de trabajo, no esperaban que su amo les sirviera, sino que continuaban trabajando para él. 

Ahora continuando con la parábola seguidamente Jesús aconseja a sus discípulos en:
Lucas 17:10 
Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.
La frase "siervos inútiles" no significa que los discípulos no tengan valor, sino que deben reconocer que todo lo que hacen es en cumplimiento de sus deberes como seguidores de Jesucristo.
No debemos esperar recibir elogios o recompensas especiales por hacer lo que se espera de nosotras. 

Cómo siervas nuestra fe se debe manifestar en un servicio humilde y desinteresado. No debemos esperar que Dios nos recompense por cada buena obra que hacemos, sino que debemos servirle por amor y gratitud. 
Servimos a Dios cuando servimos a los demás, siendo una bendición para los que nos rodean. 

Por lo tanto tengamos un corazón dispuesto que busca oportunidades para ayudar y bendecir al prójimo en el nombre del Señor y para su gloria, especialmente con los más vulnerables y necesitados. 

Amadas no debes desfallecer en este servicio sacrificial, no entierres tus dones ni te desanimes, sé de bendición para las personas que esperan una palabra de aliento.
No desprecies el talento que Dios te dio y ponte a trabajar para él y hazlo bien llena de gozo. 
Romanos 12:7-8 
O si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

Hermanas debemos de saber que, cuando nuestro Señor nos eligió para servirle no fue para humillarnos ante su grandeza como esclavas, sino, para darnos una oportunidad de desarrollar nuestra vida cristiana e ir madurando en el tiempo, para su gloria.

Ahora recordemos a Jesús y su propósito en:
Mateo 20:28
Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

En este verso nuestro Señor nos enseña que la grandeza no se encuentra en la posición o el poder, sino en el servicio a los demás. Ser grandes en el reino de Dios significa ser servidores, no se debe buscar ser servido. 

El sacrificio de Jesús es el ejemplo más grande de servicio. Él dio su vida para redimir a la humanidad, un acto de amor y desprendimiento que debería inspirarnos a servir a los demás.

Y como su iglesia, sus siervas, debemos practicar este ejemplo y examinar nuestra propia vida y acciones, preguntándonos si estamos sirviendo a los demás como Jesús nos enseñó y dónde también nos llama a ser conscientes de las necesidades de quienes nos rodean y a responder con amor y compasión. 

El mundo a menudo valora la grandeza y el poder, mientras que Jesús nos enseña que el verdadero servicio y la humildad son los valores más importantes. Debemos ser contrarios a la corriente del mundo y seguir el ejemplo de Jesús, que siendo Hijo de Dios, se humilló y se hizo siervo para darnos la vida y la salvación. Su ejemplo nos invita a seguirlo en humildad y servicio. 

En resumen, al ser siervas de Dios es cuando, le expresamos nuestro amor y nuestro agradecimiento por habernos salvado y perdonado. El servicio a Dios es una forma de adoración. Sirviendo a Dios y a nuestros hermanos, mostramos nuestra gratitud por todo lo que Dios nos ha dado.

Amadas para finalizar digo que, todas hemos sido salvas para servirle con pasión y entrega, solo tengamos cuidado de como le servimos: como Pedro o como Judas. Miremos lo que nos aconseja Jesús en:
Mateo 6:24 
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Nuestro servicio debe también ser con reverencia y temor, sabiendo a quien estamos sirviendo, ya que hemos sido apartadas para él y perdonadas para vivir en santidad como siervas escogidas útiles y apreciadas en Sus manos, por ello sirvamos a nuestro Señor mientras vamos siendo santificadas.
Dios nos llama a una relación íntima con él, donde podemos conocerlo, confiar en él y responder a su llamado de servicio. 
Leamos lo que Jesús dice en:
Juan 12:26
Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

Aquí vemos un llamado a un servicio comprometido, y es la clave para la cercanía con él y su recompensa divina.
El servicio a Dios no es una carga, sino una expresión de nuestro amor y gratitud por la gracia que nos ha dado, reconociendo nuestra dependencia total en él. 

Seamos siervas de Dios no solo en la congregación sino también en nuestro trabajo, en nuestra familia y en nuestra vida diaria, al hacerlo nuestra fe crece, nuestra relación con él se fortalece y aprendemos a amar a los demás como él nos ama. 

Amadas me despido de ustedes, deseando poder traerles otro mensaje de aliento y así poder fortalecer tu fe, hasta pronto Dios mediante. 

EL LLAMADO A SERVIR DEBE SER NUESTRA PRIORIDAD CON PASION, FERVIENTES Y DILIGENTES POR LA GRACIA QUE HEMOS RECIBIDO, SEAMOS SUS SIERVAS POR AMOR.

¡Dios con nosotras!

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