Examinado Nuestro Corazón: La murmuración
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Examinando Nuestro Corazón: La MurmuracionSantiago 4:11
Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.
Este versículo enfatiza la importancia de evitar hablar negativamente de los demás, ya sea en secreto o en público ya sea calumnias, chismes y cualquier forma de hablar mal o criticar a alguien.
Porque si criticamos a nuestros hermanos es como si lo hicieras a la ley de Dios, quien nos manda a amar y respetar a todos, incluso a aquellas que no son como nosotras.
Mas bien en lugar de criticar y juzgar, debemos buscar la unidad y el amor fraternal, recordando que solo Dios es el juez para no usurpar su papel ni intentar juzgar a nadie.
Amadas ¿Cómo están? Es un privilegio para mí, estar de este lado y traerte el mensaje de Dios para tu alma necesitada de él.
Hoy continuando nuestro examen al corazón veremos juntas otro pecado que lamentablemente puede causar divisiones, desánimo en las congregaciones y es la murmuración.
Ahora ¿Qué es la murmuración?
La murmuración es un tema recurrente en la Biblia, y se refiere a la acción de hablar de manera negativa o quejumbrosa sobre alguien, a menudo en su ausencia, es una obra de la carne y un pecado contra Dios.
También la murmuración expresa descontento de manera oculta o secreta, difamando a alguien a sus espaldas con una conversación en tono tan bajo que parece un murmullo o susurro.
En el contexto bíblico, puede referirse a quejas hacia Dios, líderes o entre miembros de la congregación.
En el lenguaje hebreo uno de sus significados la define como queja e informe malvado.
Además también, es un pecado muy deshonesto, porque al murmurar de alguien no permitimos que esa persona se defienda.
Uno de los ejemplos más claros de murmuración se encuentra en el libro de Éxodo. Los israelitas, después de haber sido liberados de Egipto, se quejaron y murmuraron contra Dios y Moisés, especialmente cuando tenían hambre y sed en el desierto comenzaron a quejarse por las dificultades del desierto.
Pero Dios castigó a aquellos que murmuraron, y muchos de ellos murieron en el desierto.
Éxodo 16:2-3
Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto;
y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.
La Biblia está llena de ejemplos de las consecuencias negativas de la murmuración. El pueblo de Israel, durante su viaje por el desierto, constantemente murmuraba contra Moisés y Dios y como resultado a su desconfianza y quejas provocaron la ira de Dios y como dije antes la muerte de muchos de ellos, leamos:
Números 11:1-3
Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió. Y llamó a aquel lugar Tabera, porque el fuego de Jehová se encendió en ellos.
En otra ocasión vemos también que los hermanos de Moisés criticaron de él diciendo que Dios también ha hablado a través de ellos, leamos:
Números 12:1-2
María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová.
Dice la biblia que Moisés fue el hombre más manso de la tierra y como tal esperó pacientemente a que Dios interviniese y lo apoyase. Moisés nada hizo para refutar a sus hermanos ni para defender su llamado.
Moisés era una tipo de Cristo, una sombra de lo que vendría, él actuo en humildad no se defendió y dejo que Dios aclarara y confirmara su liderazgo a su hermanos que murmuraban, busquemos
Números 12:6, 8
Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él.
Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?
Amadas vemos acá que a Dios no le agrada la murmuración, ya que es un pecado muy dañino entre el pueblo de Dios que trae división y contienda.
No obstante la murmuración trae consecuencias dolorosas tanto para los hombres comunes y como para los creyentes, en el tiempo de Moisés hubo destrucción y juicio relatado en Números 16, la murmuración de Coré y sus seguidores contra Moisés llevó a un juicio severo, leeré los versículos:
Números 16:31-33
Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación.
Los que andaban con Moisés en el desierto empezaron acusarlo a él y a Aarón y a la vez les hacían daño y les decían: ¡Por la culpa de ustedes se está muriendo el pueblo de Dios", no viendo ellos que, la rebelión de Coré fue la causa de la ira de Dios contra su pueblo, esto lo podemos encontrar en:
Números 16:41
El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová.
Entendiendo esto vemos la razón por la cual el apóstol Pablo les recuerda a los corintios y también a nosotras lo que pasó en el desierto en el tiempo de Moisés, leamos:
1 Corintios 10:10
Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.
Pablo les está presentando a los corintios un ejemplo final del tipo de disciplina que Dios ejerció sobre Su pueblo.
El propósito de este versículo es mostrar que las consecuencias de la desobediencia y la murmuración pueden ser severas, y es una advertencia para los cristianos corintios que deben vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios.
Amadas estas historias escritas en la Biblia debe llevarnos a reflexionar sobre la murmuración.
Ahora en el Nuevo Testamento, también encontramos ejemplos de murmuración, uno de ellos es de los fariseos y escribas murmurando contra Jesús por su trato con los pecadores.
Lucas 15:1-2
Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
Hermanas la actitud de crítica y juicio de estos fariseos, los cegó a la verdad y les impidió experimentar la gracia de Dios.
Es penoso decir que la murmuración también estuvo en la iglesia primitiva y con tristeza les digo que también está en las congregaciones de este tiempo, fue este pecado de murmuración el primero que relata Lucas en el libro de Hechos, leamos:
Hechos 6:1
En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria.
Oh amadas, la murmuración es una semilla que el enemigo de nuestra alma siembra en el corazón, no la dejemos que crezca.
Los apóstoles lo notaron y respondieron a la queja sabiamente ya que está era una realidad con las viudas de ese tiempo.
Los apóstoles resolvieron el problema separando a un grupo de personas para servir las mesas a hermanos llenos del Espíritu y de sabiduría, para que ellos se mantuvieron enfocados en la oración y dar a conocer la palabra de Dios.
La mejor manera de detener la murmuración sabiamente es apagando el fuego que esta encendió. Nunca añadamos más fuego, seamos más bien pacificadoras.
Proverbios 26:20
Sin leña se apaga el fuego, Y donde no hay chismoso, cesa la contienda.
Es muy tentador escuchar los chismes porque dice la biblia que los chismes son como ricos bocados.
Amadas no prestemos el oído para oír la murmuración ya que al oír también nos hace partícipes de este pecado.
La murmuración puede llevar al desánimo y a la división en la congregación. Pablo advierte sobre esto en su carta a los filipenses.
Filipenses 2:14-15
Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.
Entonces, una persona guiada por el Espíritu Santo no murmura y jamás dañara la reputación de otras personas.
Por ello cabe recalcar que la murmuración es un comportamiento que puede tener efectos devastadores en nuestras vidas y en la congregación.
Hermanas es importante ser conscientes de nuestras palabras y actitudes, buscando siempre construir y edificar en lugar de destruir. La Biblia nos llama a vivir en unidad, amor y gratitud, lo cual es esencial para una congregación saludable.
Dios nos demanda en su palabra, que cuidemos nuestra vida siendo responsables, nosotras le pertenecemos, somos suyas la cuál pagó un enorme y alto precio en la cruz.
Amiga, hermana, no tomemos en poco su sangre derramada por mi y por ti en la cruz con nuestras malas actitudes, dividiendo la iglesia que el salvó, no tenemos ningún derecho de hacerlo.
Jesús demostró con su sacrificio su amor y tomó en serio cuando acepto llevar nuestros pecados en sus hombros, él decidió clavarlos en la cruz, él fue radical.
Hermanas, ¿Y porque nos cuesta tanto a nosotras serlo, si tenemos ayuda del Espíritu Santo?
¿Por qué dejamos que el orgullo, la desobediencia y la murmuración sea nuestra manera de actuar si tenemos a Dios morando en nosotras?
¿Acaso no hay temor en nuestro corazón?
Ahora como pecadoras que somos y si no le damos el lugar a Dios que obre en nuestro corazón para desechar este pecado, solo vamos a continuar evidenciando una vida carnal.
Pero cuando nos sintamos tentadas a murmurar, pidamos ayuda a Dios en su palabra, corramos a Jesús, miremos la cruz y sigamos su ejemplo y asi hacer morir lo terrenal y vivir en armonía en nuestros hogares y congregación, desechando la murmuración, y aunque muchas veces la queja quiere entrar en nuestro corazón no lo dejemos pasar, viene a robarnos el gozo de lo que ya poseemos, obedezcamos a la palabra de Dios y no seamos indiferentes a ella, vivamos apasionadas por él, avivando el fuego de Dios que hay en nosotras totalmente libres de pecado, levantando las manos santas cantando alabanzas en la congregación sin quejas ni murmuración.
Amadas a Dios no lo podemos ver físicamente, pero sí con los ojos de la fe y con su ayuda tenemos que hacer morir la carne.
!Miremos a Jesús!
Para finalizar digo que:
En lugar de quejarnos, debemos confiar en el plan de Dios y el propósito que tiene para nosotras sin murmurar contra él ni las demás como dice en:
Juan 14:1
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
La actitud correcta que nos enseña la biblia es, en lugar de murmurar, nos anima a dar gracias y estar contentas con lo que poseemos.
1 Tesalonicenses 5:18
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Ahora hagamos una oración juntas:
Padre amado te alabamos y te damos todo el reconocimiento, además te damos gracias por habernos hablado directo a nuestro corazón y así examinar en dónde te estamos fallando, Señor perdón por el pecado que te ha ofendido, te pedimos que intervengas en nuestro corazón y saques de raíz lo que no te sea agradable, ayúdanos con tu espíritu santo a no ser orgullosas, desobedientes y murmuradoras, Señor amado queremos agradarte en todo, disponemos nuestro corazón para que lo limpies de todo pecado, recuérdanos constantemente que tú presencia está entre nosotras y pon temor en el nombre de Jesús, Amén.
Amadas espero que estos tres últimos mensaje, hayan sido de bendición como lo ha sido para mi, estemos siempre en comunión con Dios y esforcémonos en la gracia, para que podamos dar hermosos frutos para él y dejar el pecado que nos aparta de él, hasta nuestro próximo encuentro Dios mediante.
EL PROPÓSITO DE LA MURMURACION ES GENERAR ODIO Y RENCOR, UNAMONOS CON LAZOS DE AMOR Y UNIDAD ENTRE LA HERMANDAD.
¡Dios con nosotras!
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