Anuncia la palabra de Dios
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Anuncia La Palabra De Dios1 Corintios 9:16
Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y
¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
Este versículo nos recuerda que la predicación del evangelio es una tarea que no debemos tomar a la ligera. No se trata de una actividad opcional, sino de una necesidad impuesta sobre los cristianos. Debemos estar preparadas para transmitir la verdad del evangelio a los que nos rodean. Debemos estar dispuestas a sacrificar nuestro tiempo, energía y recursos para llevar el mensaje de la salvación a otras.
Hermanas Dios las bendiga, gracias por estar y escuchar el mensaje de hoy.
Recuerdo cuando empecé "Arraigadas" años atrás, aunque hubo oposición una de las cosas que Dios puso en mi corazón, era que él pondría palabras en mi boca para dar Su mensaje y que era mi trabajo ser fiel en transmitirlo, aun si a la gente le justaría o no, aun si fuera fácil o difícil de escuchar, aun si lo recibieran bien o no él me respaldaría, y así fue aquí estoy sirviendo dando lo que por gracia Dios me dio, su mensaje.
En el camino hubo personas que me animaban y me daban estrategias para un crecimiento de seguidores y económico, no estaba mal pero mientras las escuchaba me decía a mi misma: No quiero ser motivada por las estrategias, ni el dinero, sino por lo que hay en el corazón de Dios y sus planes.
Deseaba ser movida por la necesidad de las mujeres en este tiempo y de paso de mi propia necesidad.
Por eso cada vez que empiezo un tema me preguntó
¿Señor que debo hablar, cuál tu mensaje?
Muchas veces me he sentido como Pablo con la urgencia y la necesidad de anunciar el evangelio a este mundo necesitado de Dios.
Ahora deseo que continuemos escuchando a Pablo contar sobre su deseo de anunciar el evangelio, leyendo el versículo 17 y 18 de 1 Corintios 9 y dice así:
Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
Pablo había entendido que no ganaba nada sino nada menos que la satisfacción de poder anunciar la buena noticia, sin recibir nada a cambio! Es decir, anunciarla sin hacer valer su derecho de vivir de su trabajo como apóstol y ¿Por qué otros si?
Hermanas sepamos esto: la medida del éxito en un ministerio, se trate de tu iglesia o de un ministerio para mujeres como este, no es a qué tanta gente le gusta nuestro mensaje o qué tan popular seamos, o si obtenemos dádivas. Es simplemente qué tan fiel somos al proclamar la Palabra de Dios para la extensión de Su reino.
Miremos como concluye Pablo;
1 Corintios 9:19
Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número.
Ahora bien los profetas del Antiguo Testamento también debían rendirle cuentas a Dios de haber pasado Su mensaje a Su pueblo y nosotras también lo vamos hacer:
Y nos preguntará quizás ¿Qué has hecho con mi mensaje? Con mis escrituras!
Dios nos ha dado Su Palabra. El libro que sostenemos en nuestras manos, esta Biblia, la Palabra de Dios, no es menos autoritativa o pesada que el mensaje que Dios le dio a sus profetas. Esta es la Palabra de El, él se ha revelado a Sí mismo a nosotras, ha revelado Su corazón, Su carga, Su mensaje- en este libro.
Amadas muchas veces al anunciar Su palabra habrá, burlas, oposición, pero sabes los insultos, la oposición, las hostilidades y las ridiculizaciones que experimentamos en los medios de comunicación, en las redes e incluso personalmente, son poca cosa comparados con lo que el apóstol Pablo, y Jeremías tuvieron que experimentar.
Jeremías era un verdadero profeta. Él fue apartado para dar el mensaje de Dios, él escuchó la palabra de Dios:
Jeremías 1:5-6
Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.
En estos versículos, Dios le dice a Jeremías que lo eligió para hablar en su nombre, aunque Jeremías se sienta joven e incapaz de hacerlo. Dios le dice que no tenga miedo, que estará a su lado y que le dará poder sobre naciones y reinos.
¿Tienes tu alguna escusa, te sientes preparada para anunciarla palabra de Dios?
Ahora bien, el señor le responde a Jeremías:
Jeremías 1:7-9
Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.
Jeremías obedeció llevar el mensaje al pueblo de Dios Todopoderoso, él las proclamó fielmente a gente rebelde y ellos no escucharon:
Jeremías 18:15
Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es vanidad, y ha tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para que camine por sendas y no por camino transitado.
Ademas Jeremías fue ridiculizado, fue golpeado, se burlaron de él y lo colocaron en el cepo. No fue fácil para él.
Jeremías 20:7
Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí.
A veces es tentador renunciar a pregonar las palabras de Dios porque es muy doloroso, Jeremías lo sintió y exclamó:
Jeremías 20:9
Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude.
Sabes amadas, la pasión que tenía Jeremías por las cosas de Dios era más fuerte. El fuego de Dios ardía tan poderosamente dentro de él, que tenía que seguir hablando, al hacerlo, pudo decir:
Jeremías 20:11
Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.
Que convicción de Jeremías y esto es sólo una poca parte de su historia, te invito a leer cuando puedas todo el libro de Jeremías y Lamentaciones.
Amadas después de ver a estos siervos y su gran esfuerzo por anunciar Su palabra, nos vemos desafiadas por sus testimonios.
El deseo que hay en el corazón de Dios es que su iglesia, su amada también pueda llevar el mensaje a los necesitados, sedientos y hambrientos por ella con pasión como lo hizo Pablo, Jeremías y la iglesia de Tesalónica.
Sabemos que ninguna iglesia es perfecta. Si encuentras una iglesia que sea perfecta, no te unas a ella: en el instante en el que tú o yo nos hagamos miembros de una iglesia así,
¡se hará imperfecta!
Pero lo que sí que hay es iglesias modelo: una iglesia que es un buen ejemplo y sirve de inspiración a los demás.
La gente viajará de todas partes del mundo para aprender de este tipo de iglesia como fue la iglesia de Tesalónica:
1 Tesalonicenses 1:2-3
Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
Vemos que está iglesia era poderosa en palabra, se constituyeron en ejemplo para todos los creyentes, era una iglesia llena de fe, amor y especialmente esperanza:
1 Tesalonicenses 1:4-5
Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros.
Aquella iglesia era amada por Dios y a la vez era una iglesia sufriente que proclamaba con valentía las palabras de Dios. El mensaje de Dios se extendió partiendo de ellos, por todo lugar:
1 Tesalonicenses 1:6-8
Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no solo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada.
Este debería ser nuestro objetivo y nuestra oración: que seamos una iglesia digna de imitar, donde el evangelio se irradie no solo en nuestra área local, sino a todas partes.
El objetivo no es construir imperios, sino la propagación del evangelio. Pablo no ensalza a los tesalonicenses por el tamaño de su iglesia, el cual desconocemos. En vez de eso, los honra diciendo: ¡Ustedes son el mensaje!
Amadas no es suficiente con vivir una vida cristiana, hay un tiempo para hablar.
Cuéntale a la gente acerca de Jesús y lo que ha hecho.
Para ello, necesitamos poder: el poder de Dios habla por medio de ti, el Espíritu Santo es quien convence profundamente en el corazón de quien escucha.
Ni siquiera las palabras más poderosas tendrán un efecto duradero a menos que nuestra vida sea consecuente con el mensaje. No se trata de vivir o abrir los labios; sino de hacer ambas cosas: vivir y abrir los labios.
Oh amadas es una enorme responsabilidad y a la vez una gran bendición ser portadoras de su bendita palabra.
Se nos ha «confiado el evangelio, como al apóstol Pablo. La tarea de proclamar el evangelio es un inmenso privilegio, Dios nos da ese trabajo, el de proclamar con fidelidad las palabras de Dios, para lo cual no tratamos de agradar a la gente, sino a Dios, por ello no usemos mal Su palabra porque debemos rendir cuentas a Él y nada más que a Él.
No obstante, no te preocupes de si la predicación del evangelio agrada a otras personas (con toda probabilidad no lo hará) sino de si le agrada a Dios.
1 Tesalonicenses 2:6
Ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo.
Proclamar las palabras de Dios no siempre es fácil. Todo trabajo con excelencia con lleva esfuerzo y dedicación y Pablo escribe:
1 Tesalonicenses 2:9
Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
Los tesalonicenses reconocieron que las palabras del evangelio anunciadas por Pablo no eran meras palabras humanas, sino la palabra del mismo Dios:
1 Tesalonicenses 2:13
Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.
El mensaje que recibieron los Tesalonicenses tuvo un gran impacto tal que cambió vidas, tanto que ellos estaban deseosos de transmitir el mensaje a pesar de todo el sufrimiento y la hostilidad que tuvieron que enfrentar.
El «reavivamiento» tuvo un precio. Recibieron insultos, fuertes oposiciones, sufrimientos y hostilidades.
1 Tesalonicenses 2:15-16
Los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, impidiéndonos hablar a los gentiles para que estos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo.
Pero a pesar de esto, hubo un gran gozo con la alegría que infunde el Espíritu Santo»
Amadas el sufrimiento y la alegría van de la mano en el Nuevo Testamento. No debemos esperar al uno sin la otra. Mucha gente en todo el mundo está sufriendo grandes privaciones a causa de predicar el evangelio.
Como hijas de Dios debemos de determinarnos primeramente a conocer su palabra porque él nos querrá mostrarnos algunas cosas. Él quiere mostrarnos Su perspectiva. Él quiere mostrarnos Su corazón. Él quiere mostrarse a Sí mismo a nosotras. Él quiere revelarse a sí mismo y Sus caminos a ustedes. Él quiere poner una carga fresca en nuestros corazones, Su carga, Su mensaje para nuestra generación.
A medida que Dios pone esta carga en nuestros corazones, mi oración es que nos hagamos mediadoras para interceder por los mensajeros, los atalayas y en ser fieles en pasar el mensaje de Dios a otras.
No es casualidad que hoy estén oyendo este mensaje, ustedes están escuchando porque tienen corazones hambrientos, porque necesitan oír a Dios, porque quieren saber lo que Él tiene que decir.
Mientras escuchamos, mientras esperamos en el Señor, mientras miramos y decimos, "Señor, te estoy escuchando; habla, Señor; tu sierva está escuchando", Dios nos mostrará algunas cosas.
Tal vez no sea una carga fácil. Tal vez no sea un mensaje sencillo. Pero será el mensaje de Dios, que cambiará nuestras vidas, y las vidas de las personas a quienes le compartamos el mensaje.
Gracias, Señor, gracias porque en nuestros días Tú eres un Dios que le habla a Su pueblo por medio de Tu palabra.
Para finalizar elevo una oración:
Señor, ayúdame a escucharte cuidadosamente y no desalentarme por la oposición, los insultos, las hostilidades o las burlas. Gracias porque Tu palabra es como un fuego en mi corazón que no puedo contener. Ayúdame a anunciar tu mensaje con amor y con sencillez bajo el poder de Tu Espíritu.
Señor que Tú nos des oídos para oír y ojos para ver la carga, el mensaje que está en Tu corazón para nuestra generación.
Permítenos Señor amar tu mensaje y compartirlo con las que sabemos que lo necesitan por que Tu palabra es poderosa, te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Te dejo está cita en
Jeremías 23:29
¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
¡Amén!
DIOS NO MIRA TUS LOGROS, TUS ESTRATEGIAS O TU PODER, ÉL MIRA TU FIDELIDAD AL ANUNCIAR SU PALABRA.
¡Dios con nosotras!
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