La Armadura de Dios (parte 5) Estamos en guerra
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La Armadura de Dios1 Juan 5:4
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
El apóstol Juan nos asegura que como creyentes venceremos a este mundo y sus deseos de maldad, la condición para lograr esta victoria es por medio de nuestra fe en Cristo Jesús.
Amadas las saludo con el amor entrañable de nuestro Señor Jesucristo, retomando la serie en curso: La armadura de Dios, les recuerdo algunos puntos importantes antes de continuar y es que, Dios en su deseo que continuemos con la victoria de Cristo, nos dejó una armadura espiritual para lidiar cada batalla en la vida, pero él desea que la usemos correctamente y no de cualquier manera. La santidad, la comunión con Dios, llenas de su Espíritu Santo, son las principales armas para pelear, no debemos ir sin esta armadura, porque seríamos presa del enemigo y devoradas por él.
Necesitamos una mayor fortaleza a nuestra vida espiritual, necesitamos de la fuerza poderosa de Dios.
¡Necesitamos su ayuda!
En el A. T. recordamos cuando Asiria fue atacar al rey de Judá, alli vemos al Señor que estuvo con su pueblo en esa batalla.
2 Crónica 32:7-8
Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo a el rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá.
Ahora en el Antiguo Testamento los enemigos eran con frecuencia los ataques físicos, mientras que en el Nuevo Testamento suelen ser los ataques espirituales. Pero el resultado es el mismo: Dios promete rescatarnos de todos nuestros enemigos.
Como dije anteriormente nuestros enemigos que son el diablo, el mundo y la carne trabajan arduamente para intentar desactivarnos, por ello debemos identificar al enemigo y actuar como corresponde, no olvidando que nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra huestes de maldad en los cielos, nuestra lucha nos es cuerpo a cuerpo.
Efesios 6:12
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
En ultima instancia nuestra lucha es de resistencia a estos seres espirituales de maldad, con la armadura puesta y la ayuda del Espíritu Santo saborearemos la victoria de Cristo.
Santiago 4:6-7
Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
El enemigo se preocupa más de los creyentes fieles por qué son armas poderosas en las manos de Dios.
Por eso cuan importante es estar sujetas a la palabra de Dios y colocarnos la armadura que Dios nos dejó, para resistir todo ataque:
Efesios 6:11
Protéjanse con la armadura que Dios les ha dado, y así podrán resistir los ataques del diablo.
Por otro lado, se piensa que la batalla espiritual, es hablarle a los demonios o decirles que se alejen, pero en realidad no se trata de eso, los demonios no se sujetan a nosotras, ni tenemos poder sobre ellos, tampoco hacen caso a lo que le hablemos, los demonios se sujetan a Cristo y él le dio ese poder sólo a los apóstoles.
Así que no perdamos el tiempo hablándoles, solo asegurémonos que realmente estemos caminando en santidad e integridad.
Recuerdas a los hijos del Judío Esceva jefe de los sacerdotes?
Hechos 19:15-16
Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿Quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.
Hermanas, cuando nos sujetamos a su palabra el Señor ha prometió que nada nos puede tocar sin su permiso.
Ahora bien, si somos creyentes, somos el templo del Espíritu Santo y ningún demonio puede estar morando en nosotras.
Yo creo que las únicas personas que pueden ser controladas por demonios y poseídos por ellos son los incrédulos y es obvio que no podemos echar fuera a satanás de su propio reino.
Busquemos en nuestra biblia:
2 Corintios 10:3
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne.
Aquí está clara la escritura y nos dice que estamos limitadas y que no peleamos no batallamos según la carne.
Somos humanas, pero no luchamos como lo hacen los humanos, porque no tenemos mecanismos para llevar a cabo de esa manera la batalla espiritual, no puedo involucrarme en la batalla de tú a tú, porque no tenemos inteligencia, no tenemos estrategias, mucho menos improvisar, no tenemos la capacidad, ni el conocimiento espiritual, solo lo podemos resistir siendo obedientes, humillados ante Dios y el diablo huira, sólo hacemos lo que nos corresponde y el resto lo hará el Señor.
Los estudiosos de las escrituras han examinado bien está lucha y nos dicen que la batalla espiritual, es una batalla por la mente de la gente, cambiarles a través de la palabra de Dios a tener la mente de Cristo.
2 Corintios 10:4-5
Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
Aquí Pablo nos da a conocer entonces el propósito de esta batalla y es que todos lleguen al conocimiento en Cristo Jesús y dejen su rebeldita, pero para ello nosotras primeramente tenemos que estar rendidas totalmente a Cristo.
2 Corintios 10:6
Y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.
Así es, estar sujetas a la autoridad del Santo, obtendremos la victoria completa delante del enemigo de nuestra alma cuando venga con sus dardos y flechas de fuego y no salir avergonzadas o hasta destruidas por su poder al cederle terreno.
Amadas a esta batalla no podemos darle la espalda y seguir como si nada pasara, te recuerdo que el enemigo no es omnisciente, el ataca según nuestras actitudes y como nos movemos, la verdad es que estamos en guerra.
Ahora te pregunto: ¿Alguna vez te has sentido bajo ataque, ya sea por poderosas tentaciones, miedos sobrecogedores, ansiedades importantes o cualquier otra forma de ataque?
¿Qué batallas estás librando en tu vida? ¿Batallas de salud? ¿Batallas de trabajo o en las relaciones?
El enemigo no dudará ni un instante para atacar en tu debilidad, él está interesado en desactivarnos por que somos una amenaza para el.
Por el incrédulo no se preocupa por que él, es el príncipe de este mundo, domina y gobierna con sus huestes de maldad, esta tierra.
Nosotras como hijas de Dios, todos los días estamos en una lucha, estamos pisando suelo minado, siempre estamos en el ojo del huracán, el enemigo nos tiene en la mira por ser fieles a Dios y por obedecer las Escrituras, el sigue trabajando, el no descansa, el está contra Dios, Jesús lo dijo en:
Mateo 12:30
El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Si bajamos la guardia y quitamos la mirada de Jesús, estamos en graves problemas, no debemos descuidarnos cuando estamos en el cuadrilítero de la lucha. Él Apóstol Pablo nos dice en:
1 Timoteo 6:12
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
Esta batalla la ganamos luchando con la espada que es Su palabra, con el escudo de la fe y el yelmo de salvación, estás armas son espirituales y poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
Estemos alertas porque el enemigo quiere sacarnos de la batalla a como de lugar, el sabe que somos un peligro cuando andamos en integridad.
No estemos con la guardia baja, pongámonos la armadura que Dios nos ha dejado, usemos bien las armas de luz para vencer.
No con nuestro intelecto o con nuestras fuerzas físicas. Esta es una lucha espiritual y nuestro adversario, el diablo, es astuto e intentará desanimarnos en nuestro andar con Cristo.
Zacarías 4:6(b)
No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Ahora, es verdad que somos un peligro para Satanás?
Si Jesús opinaría de nosotras ¿Qué diría?
Quizás no le impresionarían mucho las cosas que pensamos que hacemos bien, o la manera que vamos luchando la buena batalla de la fe.
Hay hermanas que parecen débiles pero saben pelear y hay hermanas que parece ser fuertes pero no saben pelear, así somos muchas, por eso caemos con facilidad y somos engañadas por el y hasta derribadas, nos falta sabiduría para responder con autoridad, porque no hemos memorizado su palabra que es como una espada.
Necesitamos la ayuda de Dios necesitamos que él pelee nuestras batallas, nosotras no sabemos pelear nos falta fuerza, muchas somos débiles a veces nos distraemos fácilmente, nos desviamos, salimos de la voluntad del Señor y perdemos el combate.
Hermanas tenemos una hermosa promesa del Señor:
Deuteronomio 3:22
No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros.
Él viene con nosotras y pelea nuestras batallas, cuando estamos débiles él es fiel y nos fortalece.
2 Tesalonicenses 3:3
Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal.
Dios tiene ese poder él es Omnipotente, nos guardara de caídas, quizás seremos golpeadas pero no derribadas, asechadas pero no derrotadas, Dios nos dará sabiduría en medio de la lucha, él tendrá cuidado de nosotras.
Pero amadas hay momentos en los que parece que estamos perdiendo terreno. Pero, ¡nunca debemos rendirnos!
La ayuda viene de nuestro Señor y él está en control, a él no se le escapa nada.
En las escrituras encontramos promesas de petición de ayuda antes de la batalla.
Por ejemplo el Salmo 144 es uno de ellos.
El contexto original, probablemente era una batalla física; pero, vista a través de la lente del Nuevo Testamento, puedes considerarla en los términos de una batalla espiritual.
Leamos algunos versículos:
Salmos 144:1-2
Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla, Y mis dedos para la guerra; misericordia mía y mi castillo, Fortaleza mía y mi libertador, Escudo mío, en quien he confiado; El que sujeta a mi pueblo debajo de mí.
Ven amadas, Dios está en la batalla con nosotras, él es fuerte y va delante nuestro, pero nosotras tenemos un papel que desempeñar.
David continúa diciendo:
Salmos 144:5-6
Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende; Toca los montes, y humeen. Despide relámpagos y disípalos, Envía tus saetas y túrbalos.
David le pide que descienda a Dios para salvarlo.
Y esto es exactamente lo que Dios hizo, dónde hemos celebrado hace unos pocos días en Navidad: El Señor Jesús descendió del cielo y nos libró rescatándonos.
Ahora damos gracias a Dios por su ayuda, gracias a Su intervención, nadie nos podrá hacer frente.
Salmo 121:7-8
Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre.
Amada sin importar cuáles sean las batallas en las que estés luchando hoy, pasa tiempo con Jesús ensalzándolo por ser quien es, clamándole en petición de ayuda y confiando en él para librarte.
Digámosle juntas:
Señor, hoy clamo a Ti, mi Dios amoroso; mi fortaleza, mi refugio, mi libertador, mi escudo y mi rescatador. ¡Ayúdame Señor!
Para finalizar las animo a que juntas nos esforcemos y demos pasos de fe en la lucha para crecer en confianza, ya que la fe nos hace vencedoras. Y así estaremos armadas de valor para seguir en el cuadrilátero de pelea junto al Señor.
Amadas que este mensaje pueda servir para curtirnos y para estar firmes cuando el enemigo rondee nuestra vida.
Te espero en el próximo encuentro para el gran final de esta serie.
ESTAMOS EN GUERRA, SON MUCHOS LOS ENEMIGOS QUE NOS ASECHAN, PERO NUESTRO SEÑOR LOS APLASTARÁ, EL LO PROMETIÓ.
¡Dios con nosotras!
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