Armadura de Dios 2
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La Armadura de Dios (parte 2)1 Timoteo 6:12
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
El apóstol Pablo insta a su discípulo Timoteo a ser perseverante en la batalla, para que su actitud de a notar delante de la gente su fe y le dice más, que se aferre a la vida eterna que el Señor le dió.
Dios las bendiga hermanas las saludo y le pído a Dios me ayude a seguir desarrollando esta serie con su gracia y que su palabra cumpla su propósito en cada corazón de las que oyen este mensaje.
En el mensaje anterior habíamos visto el propósito de usar la armadura de Dios, hemos conocido las estrategias y métodos que usa el enemigo para intentar derrotarnos.
Hermanas quiero que sepan que el enemigo no nos ataca por ser débiles sino, porque somos una amenaza para él.
Ahora antes de ir a la lista del armamento quiero hablar un poco de esta guerra espiritual que lidiamos cada día.
Cuando hablamos de esta guerra cometemos dos errores, el primero es hacer un realce excesivo y el otro es subestimarla.
Muchas veces culpamos de nuestro pecado, conflictos y problemas a demonios que necitamos urgentemente expulsarlos de nuestra vida con palabras y argumentos innecesarios. Por otro lado amadas no ignoremos completamente la realidad espiritual y el hecho de que la Biblia nos enseña que nuestras batallas son contra poderes espirituales.
2 Corintios 10:3-5
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
La clave para el éxito en la guerra espiritual es encontrar un equilibrio bíblico. Algunas veces Jesús expulsó demonios de la gente dándoles una orden como Hijo de Dios y otras veces sanó a la gente sin mencionar lo demoniaco.
No obstante cabe decir que el apóstol Pablo nos enseña a librar batallas contra el pecado en nosotras mismas en Romanos 6, y a librar batallas en contra del maligno como lo venimos viendo en la carta de los Efesios 6 y en los versículos 13-18 nos da una descripción de la armadura espiritual que Dios nos da y son:
El cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el Evangelio de la paz, que seria el calzado, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación, la espada del Espíritu, y la oración en el Espíritu.
Ahora, ¿Qué es lo que estas piezas de la armadura espiritual representan para nosotras en la guerra espiritual?
Lo iré contestando a medida que voy avanzando con la serie.
Ahora la armadura de Dios en si, es uno analogía que usa Pablo para explicarnos sencillamente y/o referirse a la vestimenta de los soldados romanos.
Está armadura Pablo también la usa como una metáfora, asimilando la gráfica a la de un soldado que irá a la guerra.
Cuando él escribió está carta estaba encarcelado y tenía un soldado junto a él y se inspiro en él, para darnos a conocer sobre esta armadura de protección.
Pablo nos señala cada pieza con un orden que es importante, que parece ser más o menos el de la colocación física de cada una de ellas ya que juntas serán más efectivas para responder y atacar si es necesario al adversario.
Y no sólo eso, sino para estar firmes tomando en cuenta de nuestra posición en Cristo y el propósito primordial para el que nos salvó. Si nos afianzamos en este enfoque o perspectiva, entonces podremos hacer frente con éxito a los ataques diabólicos.
Ahora vayamos por partes, examinando cada pieza por separado:
El cinturón de la verdad
Efesios 6:14 (a)
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad...
El cinturón que llevaban los soldados era bastante ancho. Servía para mantener la túnica interior en su lugar a la vez que protegía y daba soporte al cuerpo. De esa misma forma, como cristianas debemos conocer la verdad sobre quién es en Jesús y vivir una vida íntegra que honre nuestra posición en Cristo.
Amadas el enemigo intentará engañarnos con sus mentiras para que fallemos y dudemos de nuestra identidad. Debemos permanecer firmes en la verdad de que somos hijas de Dios, transformadas por él y salvas de la muerte eterna. Nada ni nadie nos arrebatará de su mano.
Juan 10:28
Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
El cinturón debemos de usarlo, llenando nuestra mente con las Escrituras que es la verdad, nuestra comunión diaria es escencial con nuestro Padre a través de la oración y así mismo fortalecer nuestro espíritu cantando y alabando y por último viviendo una vida de integridad hablando siempre la verdad y que nuestras acciones respalden lo que decimos.
La verdad es característica de Cristo y por lo tanto debemos serlo como sus seguidoras que somos.
Ahora seguimos con la coraza de la justicia
Efesios 6:14 (b)
...protegidos por la coraza de justicia.
Una coraza es la parte de una armadura rígida que se coloca en el torso. Una coraza puede estar confeccionada de materiales muy diferentes, entre ellos de hierro, bronce, cuero, madera e incluso mimbre.
La coraza iba enganchada al cinturón y protegía órganos vitales entre ellos el corazón, una herida en el pecho puede ser mortal y por eso el soldado debe cubrirlo bien.
Así mismo debemos vestirnos con la justicia de Dios que tenemos a través de Jesús. Somos justificadas por nuestra fe en Cristo.
Romanos 5:1-2
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
La coraza protege el corazón.
Cuando amamos a Dios con todo el corazón, procuramos guardar Sus mandamientos. Cuando hacemos lo correcto, somos bendecidas.
La batalla contra las tentaciones y el pecado no la ganamos por nuestra propia justicia. La ganamos recordando quiénes somos en Jesús y manteniéndonos firmes en esa realidad.
Recordemos nuestra identidad en Cristo, gracias a él hemos sido justificadas y pertenecemos a Dios por la eternidad.
No creamos las acusaciones del enemigo cuando trae a nuestra mente los pecados del pasado como si definieran nuestro presente.
Tampoco creamos cuando dice que no podemos vencer una tentación.
Continuamos con el calzado para proclamar el evangelio de la paz
Efesios 6:15
Y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Es importante que en cada batalla los pies esten bien protegidos para avanzar.
El enemigo trabaja arduamente usando trampas para hacernos caer y evitar que avancemos. Su meta es impedir que salgamos a proclamar el evangelio del Señor Jesús y sus beneficios.
Puede atacar con tentaciones, complejos, sentido de inferioridad, ansiedad, gente que se burla cuando anuncias a Jesús como tú Señor... la lista es larga.
Pero en Cristo amadas, nuestros pies están firmes y dispuestos para llevar el evangelio de la paz. Damos pasos y ganamos terreno o almas para el reino de Dios porque él nos capacita y porque nosotros mismos hemos experimentado su paz y perdón.
Romanos 14:17
Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Este es el mensaje que debemos proclamar. Sí, es cierto que es una guerra, pero las armas que Dios nos da no son de este mundo. No ganamos imponiendo o alterándonos; ganamos viviendo llenos de su paz y anunciandola a todos los que nos rodean.
Amadas permitamos que la paz de Dios llene nuestro corazón cada día. Pasemos tiempo con Jesús y fortalezcamos nuestro espíritu. No dejemos que las trampas del enemigo impidan nuestro avance y efectividad. Afirmemos nuestros pies, pidamos a Dios que nos de valentía y compartir su evangelio de paz con todos los que nos rodean.
Isaías 52:7
¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!
¡Amén!
Amadas las espero en nuestro próximo encuentro con el desarrollo de esta serie, bendiciones.
LAS ARMAS QUE USAMOS SON PODEROSAS PARA DESTRUIR TODA OBRA MALIGNA, EL ESPÍRITU SANTO NOS AYUDA A VENCER.
Dios con nosotras
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