Una Fe Salvadora (La mujer que tocó el manto de Jesús)
👇 Canal de Youtube
Una Fe SalvadoraSalmos 42:11
¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
Cuántas de nosotras hemos estado en una situación parecida a la del salmista?
Muchas veces nos asalta el desanimo o la preocupación por alguna lucha o enfermedad que estemos atravesando, pero hoy las escrituras nos dicen que no hay razón para preocuparnos e inquietarnos, esperemos con paciencia que Dios nos salvará.
Amadas las saludo nuevamente, el propósito del mensaje de hoy es para animarte, ayudarte a que tu fe crezca y lo haré con las Escrituras basándome en una historia de una mujer que tocó el manto de Jesús, donde nos enseñara que la fe y la determinación pueden llevarnos a experimentar la sanidad y la transformación divina.
Esta historia la encontramos en los evangelios de Mateo, Marcos y lucas.
A Jesús siempre le rodeaban la multitud, unos escuchaba sus mensajes, otros se acercaban a él buscando sanidad. Y lo vemos cuando
él iba de camino a la casa de Jairo, ya que su hija se encontraba en sus últimos momentos; pero en medio del estrujamiento de la multitud, estaba ella, una mujer necesitada de sanidad.
Las Escrituras no indica su nombre, quizás para que nos identifiquemos con ella y con su historia de dolor.
Está historia lo leeremos en el libro del evangelista Marcos, quien nos ofrece algunos datos acerca de la enfermedad de esta mujer que nos sirven para hacernos una idea de su estado.
Dice Marcos que la mujer había estado enferma durante doce años, sufriendo una hemorragia continua. Había gastado todos sus recursos en médicos y tratamientos pero sin resultado.
Ella estaba perdida en medio de tanta multitud, llena de temor, angustiada, desesperada, atormentada y necesitada de un Salvador, ella está dispuesta a ir hacia él y actúa con una fe inquebrantable.
Ella había oído sobre Jesús, y su poder sanador por eso se acercó con una gran determinación a él en la multitud para lograr tocar el manto de Jesús.
Marcos 5:27
Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
Amadas vemos que su fe le dio las fuerzas necesarias para lograr abrirse paso entre la gente y llegar hasta Jesús.
La fe de esta mujer en pensar que sería sana al tocar el manto de Jesús, se basaba en que ella oyó alguna vez del Mesías, oyó que vendría un Redentor y ahora lo tenía cerca de ella, sabía de Jesús, sus milagros y de sus enseñanzas.
Ahora el toque del manto del Señor fue sólo una expresión de la fe que ella tenía en el poder de Jesús y no por alguna superticion que ella hubiera tenido.
Ella tenía fe porque había escuchado a la palabra, al verbo hecho carne y es así, porque la fe viene siempre por oír la palabra de Dios.
Romanos 10:17
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
Hago un paréntesis para decir que: cuando el Padre ve nuestra necesidad y deseo de ir a él, él nos espera, nos acepta y somos enviadas por el Padre hacia su Hijo y Jesús lo sabe porque lo dijo en: Juan 6:37
Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
Dios puso fe en el corazón de esta mujer y eso la guío hacia Jesús. Cierro paréntesis.
Amadas como dije antes, esta mujer había sufrido durante doce años, había gastado todo lo que tenia ahorrado en médicos y nada le hacía bien, le iba peor, pero a pesar de ello, ella no había perdido la fe.
Su situación era totalmente desesperante, sin solución humana posible. Por todo esto, Marcos dice que su enfermedad era un "azote", como un látigo de los empleados por los romanos para castigar a los malhechores.
Y así cuando ella escuchó que Jesús pasaba por su ciudad, meditaba en su corazón que al tocar Su manto obtendría su sanidad y por consiguiente su salvación, esto lo leemos en:
Marcos 5:28
Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
Al leer este versículo veo a esta mujer deseosa de tocar el manto del Señor.
Está historia de anhelar algo me recuerdan a Rut. Recuerdan que Rut también estaba deseosa de que el manto de Booz se extienda sobre ella?.
Rut quería ser redimida, rescatada y protegida, necesitaba un Redentor:
Ruth 3:9 NTV
¿Quién eres? preguntó. Soy Rut, su sierva contestó ella. Extienda sobre mí el borde de su manto ya que usted es el redentor de mi familia.
Ahora continuando con la historia, vemos a esta mujer, dispuesta y decidida arriesgarse a ir hacia Jesús en medio de tanta multitud, pero llena de temor por ser expuesta y descubierta de su condición (inmunda por su flujo) con anhelo a tocar el manto del Señor.
Ella esta temerosa porque en ese tiempo había una ley que le prohibía a las mujeres salir cuando estaban con su periodo menstrual, y menos aún si su periodo no cesaba, no podía estar rodeada de la gente, porque todo lo que tocaba sería inmundo.
Levítico 15:19 y 25
Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocara será inmundo hasta la noche.
Y la mujer, cuando siguiere el flujo de su sangre por muchos días fuera del tiempo de su costumbre, o cuando tuviere flujo de sangre más de su costumbre, todo el tiempo de su flujo será inmunda como en los días de su costumbre.
Me imagino a esta mujer inmunda viniendo dentro de la multitud, para tocar aunque sea el borde del manto de Jesús, su fé era grande tanto que al tocarle sería sanada.
Amadas ella debía pasar por desapercibida nadie tenía que verla o de lo contrario sería castigada, porque tenía que estar aislada pero a ella no le importó, sólo quería llegar a Jesús.
Doy realce a esto: esta mujer está confiando y creyendo que será salva por Jesús, ella había escuchado del Mesías y que su manto era santo, por eso ella corre hacia él, ella está cansada del rechazo y el desprecio de la gente, ella anhela tener además una comunicación con su familia ya que se encontraba aislada.
Especulo al decir que quizás además de su enfermedad había un pecado del pasado que la atormentaba al estar separada de Dios, y arrepentida después de doce años ella quiere ser perdonada, volver a su vida normal, ella busca protección de la gente que la condena y desea descansar bajo la sombra del Omnipotente, como dice el salmista:
Salmos 91:1
El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Vivir bajo sus mandamientos y el abrigo de sus alas en oración constante, es estar bajo la protección del Omnipotente, ella lo sabía, porque hay menos ataques que recibiremos, porque estaríamos protegidas del dardo del enemigo.
Hermanas esta mujer quería estar bajo esa protección y corrió a tocar el manto de nuestro Señor.
Mientras caminaba hacia el Señor, ella planeaba en su corazón aunque sea tocar el manto del Señor, pero unos pasos la separaban del preciado manto y su sanidad, tenía que llegar, se esforzó y lo logró ¡Sucedió! Si, su plan se había consumado exitosamente, ella tocó el manto y sanó, en:
Marcos 5:29
Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
Hermanas la mujer fue sanada por el hecho de tocar con fe el borde del mando de Jesús, pero al ir regresando, intentó pasar oculta entre la multitud, ella después de haber sentido la sanidad en su cuerpo, sale temerosa y temblando por lo que había hecho, era como si hubiera robado una joya, ella había transgredido la ley, camina como huyendo pero de pronto se detuvo al oír la voz de su Salvador que hablo:
Marcos 5:30
Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
Hay mucha multitud que iban con Jesús tanto que lo apretaban, pero lo importante de esto es que solo ella le tocó con fé y eso le trajo sanidad.
Sabes esto mismo ocurre constantemente en la iglesia de Cristo en el presente. Muchos acuden a escuchar acerca de él, pero muy pocos son los que se acercan a él con una fe personal que les puede salvar.
Ahora quizás está gente que hiban con el Señor derrepente solo esperaba ver un milagro en la casa de Jairo, recuerda que Jesús está yendo a ver a su hija, pero esta mujer tenía en mente su milagro, su sanidad.
Volviendo a la pregunta de Jesús que hizo a la gente a su alrededor y a sus discípulos, ellos le aclaran que había mucha gente y que obviamente alguien lo tocó.
Marcos 5:31
Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?
Observemos la actitud de los discípulos, la respuesta que ellos dan pone en evidencia no sólo una falta de entendimiento sino que también revela falta de respeto y sensibilidad hacia el Señor. De su corazón brota una critica un tanto cruda y ruda.
Vemos que ellos también necesitaban aprender algo muy importante y es que Jesús era cien por ciento hombre y pasaba por él, el "desgaste" de las sanidades y del poder que salia de él.
Probablemente los discípulos se habían acostumbrado a ver fluir el poder de Jesús sin ningún tipo de limitación y pensaron que era algo "natural" en él. Pero el Señor tenía que enseñarles que había un costo y que era alto.
Es muy diferente como Soberano Dios que haya creado el universo sin ningún tipo de "desgaste" a tratar con el pecado del hombre humanamente hablando, sino recordemos la agonía en la cruz.
Ahora bien, Jesús buscó quién le había tocado, acaso ¿Jesús no lo sabía? ¡claro que si!
Él sabe lo que hay en el corazón del hombre, el es Omniciente.
Jesús sabia quien había salido de la multitud a tocarle, Jesús con su pregunta quería darle una oportunidad a ella para identificarse y que vaya a él en arrepentimiento y decirle:
¡Soy yo, perdóname Señor!
Muchas veces nuestro Señor busca que las personas que están separadas de él por el pecado o por alguna enfermedad le digan:
¡sálvame, redímeme ya no quiero estar en la esclavitud del pecado y enfermedad!
Amadas, con esta pregunta nuestro Señor quería confesión, buscaba que la mujer sea quien confiese su falta, porque no estaba permitido para ella tocar a nadie por su inmundicia, pero su inmundicia no contaminó a Jesús porque Su santidad tiene poder ante el pecado.
Mis hermanas al confesar estamos reconociendo públicamente que somos pecadoras, que solo él puede perdonarnos.
Está mujer tuvo convicción de pecado en su corazón y va hacia él con reverencia:
Marcos 5:33
Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
Vemos aqui que la mujer no tenía salida, solo confesar lo que había hecho y luego se postró ante Jesús, reconociendo su necesidad.
Esta mujer al postrarse delante de él, renuncia a la mentira, al ver el milagro de Dios en su vida solo podía decir y hablar la verdad.
¡Tenía al frente de ella a la verdad!
Amadas Jesús no desprecia al corazón arrepentido, humilde y lleno de fe en él.
¿Recuerdan mis amadas que lo mismo nos pasó a nosotras cuando fuimos rescatadas, liberadas del pecado, enfermedad o azote?
Queríamos hablar la verdad y nuestro corazón empezó actuar en fe, esa fe que viene justo por oír la verdad: la palabra de Dios.
Amadas, cuando actuamos con una fe reverente Dios se agrada, sino miremos lo que pasó:
Marcos 5:34
Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
Vemos aquí que el Señor no la reprende sino que la trata con amor y le dice ¡Hija!
Oh amadas ella oye la voz de un Señor compasivo.
Ella creyó, se arriesgo, se determino y tuvo fe en Dios que era capaz de perdonar restaurar, sanar y sobre todo salvar.
Ella volvió con sus familiares, era libre de toda condenación, ya lo tenía todo. Si tenía sanidad, perdón y un Salvador.
Y a ti, ¿Qué te inspira a acercarte a Jesús hoy?
Amiga, si deseas experimentar la salvación de Jesús, hoy como esa mujer, extiende tus manos al él con fe, para ser liberada de la esclavitud del pecado.
El quiere hacerte libre y ser tu Señor y Salvador, no tardes, aunque veas multitudes, abre paso y rompe cada obstáculo que te impida llegar hacia él, no te rindas, se persisente aún en la advercidad hoy, es día de salvación.
Amadas espero haya sido de inspiración está historia y te invito a compartirlo con otras hermanas para bendecirlas.
Muchas gracias, te dejo esta cita:
Salmos 62:1
En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación.
!Amén!
NUESTRA FE, AGRADA A DIOS Y COMO RESULTADO ÉL NOS HACE LIBRES DE ENFERMEDADES, DE PECADOS Y SOMOS LLAMADAS SUS HIJAS.
¡Dios con nosotras!
Comentarios
Publicar un comentario