Vistiendo con decoro
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Vistiendo con decoro 1 Pedro 3:3-5
Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos.
Amadas, otra vez juntas en un nuevo encuentro, las saludo cordialmente y deseando que puedan ser edificadas con nuestros contenidos y creo conveniente repasar un estudio que nos dio mi mentora sobre la apariencia o el vestir de la mujer cristiana en un mundo lleno de vanidad y falta de pudor, que lastimosamente ha entrado en la congregación, la cultura y la moda es el grito actual, pero si no recurrimos a la palabra de Dios caeremos nosotras también en esa trampa.
Ahora el apóstol Pedro es muy claro en darnos estos mandatos de como vestirnos, no siendo ostentosas ni vanidosas pero dice además que al corazón también debemos vestirlo con un espíritu sencillo y moderado ya que esa belleza jamás desaparece y es valiosa y bella para Dios y tenemos que examinar nuestro corazón, ser atractiva es como lucimos por fuera, ser bella es quiénes somos internamente, esta belleza se expresa en la modestia al vestirnos y la falta de ella es un problema del corazón.
La belleza no radica en como nos vistamos, o en lo mucho que podamos mostrar, pero si en la actitud del corazón y de ello hablaremos hoy.
Cuando Adán y Eva fueron tentados por la serpiente ellos decidieron desobedecer el mandato de Dios y al comer el fruto prohibido sintieron vergüenza y pudor.
Para Adán y Eva la principal preocupación era su desnudez y su apariencia externa, por que al cometer pecado se rompió la inocencia, e inmediatamente trataron de encontrar su propia manera de cubrir, su desnudez y vergüenza. Pensaron en un plan como cubrir su falta, ellos se sentían culpables.
Y dice la biblia que cosieron hojas de higuera para cubrir su desnudez.
Génesis 3:7
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
Me imagino la asperezas de las hojas en su cuerpo, pero aún así se convirtió en las primeras vestiduras que aunque trataban de cubrir su vergüenza no alcanzó a resolver nada, olvidaron de la Omniciencia de Dios y trataron de esconderse de él y esconder su pecado.
Por ello la principal preocupación de Dios era que ellos estaban en falta y su relación con Él se había roto.
A Dios le preocupaba sus corazones por eso habló con ellos acerca de la raíz del asunto, tocó el tema de la relación rota; les dio el evangelio, la promesa de una solución para su pecado. "Un sacrificio"
Amadas, veremos inmediatamente la misericordia de Dios al buscarlos y vestirlos a su manera a costo de una víctima inocente para cubrir su pecado.
El pecado de nuestros padres dio pie para que Dios les de ropas para cubrir su vergüenza, ya que antes de la caída ellos vivían en inocencia.
Génesis 3:21
Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
Aquí vemos entonces la sombra de la obra de Cristo, que en el futuro nos alcanzó, como hijas de Dios hemos sido vestidas con su justicia de nuestra desnudez y vergüenza.
Más adelante veremos que la biblia hace referencia a la desnudez como algo vergonzoso y lo encontramos en Levítico 18:6-20, cuando puedas te invito a leerlo.
Con este contexto debemos entender que consciente o inconscientemente, nuestra apariencia externa comunica un mensaje a los que nos rodean.
Después de todo, al vestirnos vamos a dar a conocer lo que hay en nuestro corazón.
Por eso es importante que nos hagamos estás preguntas:
¿Qué quiero aparentar con mi manera de vestir?
¿Le pido consejo a Dios al vestirme o lo hago a mi manera?
¿Mi manera de vestir glorifica a Dios?
Amadas si queremos que nuestra vida glorifique a Dios, con nuestra manera de vestir debe haber temor y reverencia a él, no olvidemos que él es Santo y debemos actuar como tal, siempre y cuando que su Hijo y su Espíritu Santo gobierne nuestra vida.
Amadas nuestro cuerpo ya no nos pertenece porque nuestra vida es de Dios.
Seguro que ha escuchado las palabras o tal vez hasta las
hayas dicho:
“Este es mi cuerpo, y yo hago con él lo que yo quiera”.
¿De verdad es tu cuerpo?
Pablo nos recuerda:
1 Corintios 6.19-20
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Amadas debemos aceptar esto y rendirnos totalmente a su señorío, ya que la vida cristiana no fue diseñada para ser una vida mediocre, para eso tenemos el mundo.
Jesús nos ha llamado a la excelencia de vida y hacerlo todo para la gloria de Dios:
1 Corintios 10:31
Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
Ahora bien debemos identificar esa causa que quiere engañarnos y no permitir que nuestra manera de vestirnos pueda causar tropiezo a quienes nos rodean.
Si amadas mayormente somos nosotras el motivo para hacer caer al varón, muchas veces la seducción o la sensualidad que aflora en una hermana, aunque sea el pecado y la vanidad de él, es la piedra de tropiezo en su camino y que aviva el fuego de su lascivia.
No quiero decir con esto que los varones no sean responsables de sus pensamientos o su conducta. Lo son, claro que sí, pero cada uno dará cuentas de su pureza moral a Dios.
Sepamos esto, los varones y mujeres están creados de forma distinta. Los varones se estimulan a través de la vista, mientras que las mujeres responden más al tacto.
En estos tiempos se ha perdido el pudor, el sonrojo y el recato, ya no hay interés en como debemos lucir, esto nos lleva a revisar nuestro corazón y evaluar cómo está.
La falta de recato puede producir la tentación en el sexo opuesto.
La voz de la cultura se levanta y dice: “Sean modernas”, “solo se vive una vez”, “dense gusto”.
La voz de Dios dice: “Solo tienen una vida; vívanla para mi gloria”.
¿Qué voz eliges?
El recato es algo bueno, deseable y preciado, por ello es una bendición, y el resultado es: paz, pureza, privilegio y alabanza.
Proverbios 31:10
“Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer
que teme al Señor es digna de alabanza”
Ahora bien, la mayoría de los esposos desean tener una mujer atractiva a su lado, pero asegúrate de estar agradando primero a Dios antes que a tu esposo no siendo provocativas e indecorosas, el esposo que ama a Dios no te llevará a ser de tropiezo a otros. Jesús nos advierte:
Mateo 18:6
Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.
Entonces al vestirnos debemos examinar cuáles son nuestras motivaciones y metas.
¿Estoy dispuesta a glorificar a Dios e ir en contra de la cultura?
Si decimos que somos Cristianas pero nos vestimos sin recato, seríamos entonces unas pobres testigos de Aquel que compró nuestra alma al morir en la cruz.
No olvidemos que nuestro cuerpo ha sido redimido por Jesucristo y ahora es el templo del Espíritu Santo.
Pablo nos ayuda a entender como debemos vestirnos:
1 Timoteo 2:9
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos.
Aquí el Señor nos señala tres pautas para ayudarnos a entender cómo vestirnos y son: decoro, pudor y modestia.
La palabra decoroso significa: persona que tiene mucho honor y respeto.
La palabra modestia caracteriza a la persona que no tiene vanidad o engreimiento.
La palabra recato es la característica de una persona que camina con cautela, prudencia, reservada, discreta, cuidadosa y precavida, lo contrario sería: insensata, descarada, imprudente e indiscreta.
Amadas, para ayudarnos a lograr, el objetivo de vestir con estas cualidades, el Señor nos ha provisto al Espíritu Santo y su Santa Palabra, esto unido al querer como el hacer por Su buena voluntad, hace posible que vayamos en dirección de ser las mujeres que Dios desea que seamos:
Mujeres conforme a Su corazón como David, mujeres de fe como Abraham, mujeres de obediencia como Jesús, y mujeres santas como Él.
Ahora, reflexionemos sobre la forma en que nos vistamos
actualmente:
¿comunica mi ropa y apariencia externa
acerca de quién soy y lo que creo?
¿Necesito hacer cambios con respecto a lo que pienso de mi ropa y apariencia?
¿Qué dice mi ropa de mi corazón?
¿He solicitado la evaluación de otras personas piadosas respecto a mi manera de vestir?
1 Timoteo 2:10 NTV
Pues las mujeres que pretenden ser dedicadas a Dios deberían hacerse atractivas por las cosas buenas que hacen.
Alguien dijo una vez:
"La ropa es el distintivo o etiqueta que le dice a los demás quienes somos"
VIVIR LA VIDA PARA LA GLORIA DE DIOS PUEDE EXIGIR LA TOMA DE ALGUNAS DECISIONES DIFÍCILES, PERO VALDRÁ LA PENA.
¡Dios con nosotras!
A causa de nuestra caída, cubrimos nuestra desnudez y vergüenza. Así sea.
ResponderEliminarHermoso mensaje
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