Una vida fructífera (parte 6)
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Una vida fructífera (parte 6)Efesios 5:8-9
Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),
Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.
Nuestro Señor amado desea que experimentemos una vida altamente productiva.
Quiere que produzcamos una cosecha que rinda treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado, como vimos en el mensaje anterior.
Jesús nos dice que lo mínimo es una multiplicación de treinta veces, pero la clave para una vida fructífera está en nuestra relación con Jesús.
Al buscarlo a él y dejar que nuestra vida este alineada según sus propósitos, entonces podremos cosecharan mucho fruto, marcando así la diferencia ante el mundo y aun en nuestra propia congregación.
Nuestro Padre nos eligió gracias a los méritos de Jesús para mostrar a su Hijo con nuestra vida fructífera, siendo fértiles en todo aspecto.
Nuestra hermana Evelin nos hablará más al respecto haciéndonos recordar de unas enseñanzas que Jesús dejo a sus discípulos, escuchemos entonces..
Amadas que la bendición de Dios este sobre ustedes, las saludo en el nombre de Jesús, vamos avanzando con la serie y te pido que busquemos:
Jeremías 24:6
Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré.
En su tiempo Jeremías tuvo una visión en la que vio dos cestos, uno lleno de higos buenos como brevas, y otro de higos malos que no se podían comer y esta relatada en Jeremías cap. 24.
Hago un paréntesis para decir que (en la Biblia en general y en el Antiguo Testamento en particular, la higuera simboliza al pueblo de Israel o a la tribu de Judá y se la considera, un símbolo del pueblo de Dios.) cierro paréntesis.
Entonces continuando con la profecía, unos higos simbolizaban al pueblo de Judá que había sido deportado por Nabucodonosor a Babilonia pero que habían permanecido fieles a Dios, y los otros, al resto que había quedado en Jerusalén con el rey Sedequías, pero que se habían apartado de la voluntad de Dios.
Y este sería el contexto de la razón porque Jesús maldice a la higuera estéril, cuando va de camino a Jerusalén y debemos entenderla como un símbolo del juicio de Dios contra su pueblo Israel y no con la iglesia de Cristo.
Está maldición está relatada por dos evangelistas Mateo y Marcos, dónde Jesús dejó una hermosa enseñanza sobre una higuera estéril.
Leamos lo que dice Marcos hablando de Jesús:
Marcos 11:12Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre.
Marcos pone énfasis en el deseo de comer del Señor, no tanto por la física sino por la razón y un profundo deseo que en su pueblo encuentre vidas fructíferas espiritualmente hablando, pero no lo encontró, continuemos leyendo:
Marcos 11:13
Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos.
Te has preguntado ¿por qué Jesús maldijo la higuera por no tener fruto, si no era tiempo de higos?
Para comprenderlo, me tome el tiempo de investigar sobre ciertos aspectos importantes de la relación que hay entre las hojas y el fruto de la higuera.
En Palestina, cuando llega la primavera y aparecen las primeras hojas de las higueras, éstas vienen acompañadas por unos pequeños botones comestibles. Si estos pequeños higos no aparecen en ese tiempo, esto indica que el árbol, a pesar de tener hojas, será estéril y no producirá frutos.
Les cuento además que, la higuera tiene flores invertidas que crecen encerradas en el interior de un receptáculo en forma de pera conocido como higo, que vendría ser este el fruto.
Ahora el tiempo que recorrió Jesús hacia esa higuera era tiempo de pascua y la higuera daba fruto en junio.
Entonces conociendo esto deducimos la razón porque Jesús maldijo la higuera.
Al parecer la higuera solamente tenía hermosas hojas que hacía pensar que tenía fruto, pero realmente carecía de él
Y la condenación aquí de Jesús se basa en la apariencia sin ningún fruto.
Esta semejanza con la vida real no es coincidencia, las congregaciones están llenas de hombres que actúan de una manera y fuera de ella totalmente diferentes.
Reflexionemos:
¿Estamos viviendo como la higuera hermosa por fuera pero sin fruto viviendo una vida mediocre? o realmente tenemos una vida fructífera.
Jesús se llevó una gran decepción cuando estaba junto a la hermosa higuera, ya que no encontró lo que el deseaba.
Otra pregunta que quizás te hayas hecho:
¿Por qué si Jesús era Omnisciente fue a ver si tal vez hallaba en ella algo de fruto?
Los estudiosos dice que Jesús estaba actuando de una forma "gráfica" con el fin de enseñar a sus discípulos algo de suma importancia y que no debían olvidar: "que muchas veces la abundancia de hojas no cubre nuestro pecado ante los ojos de Dios"
Por ello apareció Jesús a exponer la higuera antes de dar juicio.
Israel tenía que estar vigilante dando frutos para Dios, pero ellos lo habían abandonado de corazón, aunque sus labios declaraban lo contrario.
Así mismo como iglesia debemos tomar en serio está advertencia, Jesús puede volver en cualquier momento de una forma inesperada, y lo que él va a buscar es, nuestro fruto, su imagen en nosotras.
Amadas Israel se había olvidado de su misión y se había entregado al orgullo espiritual, a la religiosidad y al legalismo.
Tenían abundante follaje, pero carecían del fruto de la fe y del amor.
Esto provocó el edicto final de la boca del Señor dicho lo siguiente en el versículo 14 de Marcos 11:
Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.
Jesús, indicaba que Israel ha sido echado a un lado temporalmente,
pero no olvidemos, sin embargo, que este no es el fin de Israel, como Pablo nos explica en los capítulos 9 al 11 de Romanos.
Y cuando Cristo vuelva a reinar, la nación renacerá y será restaurado el tabernáculo caído de David.
Amadas, la enseñanza para nosotras esta muy clara, y es que debemos dar fruto para que no seamos cortadas y apartadas del Santo como lo venimos diciendo anteriormente.
Ahora mis amadas hermanas quiero que vayamos a leer lo que escribió el evangelista Lucas sobre la parábola de la higuera estéril, que contó Jesús.
Lucas pone esta parábola en un contexto de un llamado a la conversión y al arrepentimiento, animando a los que le siguen a Jesús puedan cambiar su manera de vivir de lo contrario perecerán igual que todos los demás.
Analizando la parábola de la higuera sin fruto vemos que su fin es duro, pero a la vez nos da a conocer la misericordia de Dios y su disposición a perdonar alargándola, pero que su paciencia tiene un fin.
Y es que las personas se tardan en tomar decisiones espirituales de arrepentimiento.
¡Es mejor arrepentirnos mientras aún tengamos vida!
Vayamos a la parábola, busquemos:
Lucas 13:6-7
Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?
Una higuera si no ha dado frutos por tres años seguidos, el dueño tomara medidas, no es que el árbol esté seco o ya no pueda dar fruto, sino que quizás no haya sido podado y le ha faltado el cuidado necesario.
Lo mismo sucede en la congregación, asisten al culto alaban, cantan pero no producen ningún fruto, pues viven sin arrepentirse de sus pecados y creen que Jesús tardará en volver.
Pero amadas como Dios nuestro Jardinero por excelencia siempre nos acostumbra, nos da una oportunidad y otra más.
Leamos lo que el cuidador de la higuera le dice al dueño:
Lucas 13:8-9
Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.
Amiga, hermana no nos desanimemos hay una salida aquí.
El cuidador le pide un año más para trabajar con el árbol, para hacerlo útil y productivo. Hay esperanza y confianza en que la savia y la atención del cuidador logrará un nuevo brote de productividad, de manera que se puedan ver una cosecha abundante en la próxima temporada.
Entonces saquemos la mirada del mundo, empecemos a mirar a Jesús y seguir su ejemplo menguando al yo para que él crezca.
Mirar a Jesús es quitar los ojos, la importancia y la centralidad de mi misma, para dársela a quien tiene toda la preeminencia.
A ¡Jesús que es mi dueño!
NUESTRO SEÑOR, ESTA TOTALMENTE INTERESADO QUE SEAMOS ÁRBOLES FÉRTILES PARA NO SER ARRANCADAS.
¡Dios con nosotras!
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