Una vida fructífera (final)

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Una vida fructífera (parte final)

Salmo 1:2-3 
Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.

Oh amadas este salmo nos da la perspectiva de una vida fructífera siempre y cuando estemos arraigadas en su palabra, como iglesia verdadera de Cristo no hay duda que vamos hacia ese camino de perfección, una vida espiritual prospera.

Amadas las saludo con la paz del Señor, quiero destacar, que de todos los frutos que hemos visto es el amor, quien es el enlace fundamental para que los demás frutos puedan ser evidentes.
El amor hacía Dios es muy importante, ya que sin este amor no somos nada.

Ahora bien, al ser hijas de Dios, somos participes de su naturaleza divina y a medida que vamos creciendo vamos a entender cuando nos habla, y con la ayuda del Espíritu Santo la palabra se hará evidente y vamos a desear hacer sus cosas, a eso se llama tener una vida fructífera.

Pedro fue un apóstol que demostró haber tenido una vida fructífera y con esa autoridad nos hablará de unas cualidades para aplicar a nuestra vida, que leeremos dentro de un momento.

También, el apóstol Pedro nos irá  hablando acerca de la madurez cristiana, ya que después de dar frutos estos deben madurar, dónde entonces deberíamos ir dejando los rasgos y reacciones de un niño para completar la fructividad efectiva.

Pedro nos mencionara cualidades que irá asociándolas unas con otras para seguir una vida fructífera y progresivamente obtener la imagen de Jesús en nosotras, estás cualidades se asemejan al fruto del Espíritu Santo y también son desarrolladas cuando estamos llenas de él, leamos:

2 Pedro 1:5_6
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad.

Empecemos a desarrollar lo que nos quiere decir Pedro, y veamos primero que es una virtud?
Una virtud es una disposición de la persona para obrar de acuerdo con determinados proyectos orientados al bien y la verdad.

Entonces, Pedro primeramente nos aconseja poner empeño en afirmar nuestra confianza en Dios, esforzándonos al máximo por hacer el bien, procurando asi conocer mejor a Dios.
Ahora la fe que escribe Pedro es la fe que salva, aquella que nos hizo posible recibir su nueva naturaleza, aquella que nos concedió el perdón de pecados y  nos imputó la justicia de Jesús.
Entonces a esa fe que ya tenemos, tenemos que añadir en primer lugar, esa virtud o si quieres, fortaleza, valor, valentía y excelencia. 

Pedro continua diciendo que añadamos a la virtud, conocimiento, que quiere decir conocer a Dios, para un crecimiento y desarrollo en la vida cristiana.
Cómo hijas de Dios debemos crecer y fructificar, y vemos que Pedro esta enumerando las diferentes cualidades que deberían caracterizar nuestro crecimiento. 

Cuando empezamos nuestra vida cristiana y estamos en un proceso de crecimiento se parece a un árbol, que empieza con hojas frágiles, pero al alcanzar un crecimiento pleno, es un árbol fuerte y resistente como decía el salmo uno.
Continuamos viendo que seguidamente Pedro nos dice que al conocimiento, debemos añadir dominio propio. 
El dominio propio implica sobriedad, moderación, autocontrol. 
Como creyentes, necesitamos tener el control propio en todas las áreas de nuestra vida. 
Ahora el apóstol nos continua aconsejando que debemos añadir al dominio propio, paciencia. 
Cómo ya lo hemos visto la paciencia es la capacidad de soportar las pruebas de la vida. Implica resistencia, y se apoya sobre el conocimiento y la virtud o el valor.
La lista del Apóstol continua diciendo que a la paciencia debemos añadir piedad. 
Piedad significa sencillamente ser como Dios o tener un parecido a él, es nuestro deseo cuando nacemos de nuevo.
El ser como Dios no quiere decir que tendremos su mismo poder o santidad o tener sus atributos que no, se han dado a nosotras, lo lógico como hijas es tener un deseo profundo de asemejarnos a él en carácter.
Amadas esta debería ser la aspiración de cada persona que participa de la naturaleza divina y tener una vida consagrada a Él.
El significado de piedad debe llevarnos a reflexionar.
¿Deseamos ser como él y vivir piadosamente?

Ahora continuamos con el versículo 7 de
2 Pedro:
A la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

La vida piadosa tiene que estar enlazado con el afecto fraterno, que va dirigido hacia los miembros de la familia espiritual de Dios, es decir, hacia los demás creyentes,
Y cuando menciona amor aquí, este va dirigido hacia los que no pertenecen al pueblo de Dios. O sea, que debemos amar a los pecadores de la misma manera en que Dios los ama. Dios ama el pecador tanto como para redimirlo, pero El aborrece el pecado, y Él lo juzga a no ser que esa persona se vuelva a Cristo.

Ahora veamos el resultado de asociar estás cualidades, leamos:
‭‭2 Pedro‬ ‭1:8‬ ‭
Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Amadas las cualidades que Pedro menciona en los versículos anteriores: fe, valor, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, y amor hacia los creyentes, tienen que ser una realidad en nosotras y en abundancia.
Cómo lo dije anteriormente estas cualidades están relacionadas con lo que llamamos el fruto del Espíritu Santo. 
Tenemos que entregarnos, a él y rendirnos, entregándole nuestro corazón de forma definitiva, y estando cerca de la vid verdadera como pámpanos, el fruto del Espíritu se desarrollará en nuestra vida ya que él no quiere que seamos estériles.

Ahora bien, esas cualidades que Pedro nos señalo, son más evidencias para saber quién le pertenece a Jesús además del fruto del Espíritu Santo, y es tan obvio como que un árbol de naranjas da naranjas.

Jesús nos dice en:
‭‭Mateo‬ ‭7:17‭-‬18‬ ‭
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.

Entonces para sintetizar digo que el fruto de que Cristo está en mí, es su carácter y teniendo además su corazón que abunda amor gozo, paz fe mansedumbre y más.

Amadas Jesús es el ejemplo mayor de una vida fructífera y él y lo mostró al morir por amor a sus enemigos entre ellos tu y yo, para darnos salvación y vida y vida en abundancia, y si nosotras no podemos amar a nuestros enemigos, entonces el fruto de Cristo no esta en mí.
Pongamos nuestra esperanza en esa santa Semilla que fue herido por nosotras, que tomó nuestra vergüenza y la hizo suya, Jesús pensó en el resultado de su muerte y eso lo hizo feliz, luego obtuvo un lugar al lado de su padre.

‭‭Hebreos‬ ‭12:2‬ ‭
Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Amadas vemos hoy el resultado del sacrificio santo, Jesús al morir obtuvo una cosecha, mucho fruto para su reino y que somos tú y yo.

Entonces debemos determinarnos a crecer y tener una vida fructífera huyendo de toda tentación y emociones insanas, Pablo nos dice:
‭‭Efesios‬ ‭4:31‬ ‭
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 

No debemos alimentar la carne porque la carne es un velo que no deja ver a Cristo No deja que se exprese su obrar divino y recordemos que la voluntad de Dios es nuestra santificación.

Es fundamental entender que ser fructífero no es algo que se logre por mi propia de voluntad, sino sólo por el poder de Dios y de Su Espíritu Santo que actúa en y a través del creyente en Cristo. Ser fructíferas es una obra de la gracia de Dios
‭‭Filipenses‬ ‭2:13‬ ‭
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Gracias a él somos lo que somos.

Oh amadas cuanto daño nos hace dejar que los frutos de la carne ahoguen nuestro crecimiento y madurez.

Ahora bien, es imposible juzgar el buen fruto por actos externos. 
Si ese fuera el caso, entonces los fariseos serían los más fructíferos. Por el contrario, Jesús los llama sepulcros blanqueados porque, aunque parecen buenos por fuera, por dentro están podridos.
Dios nunca permite el crecimiento externo sin un crecimiento interno. No hay nada más peligroso que crecer rápido por fuera y crecer lento por dentro. Todo se derrumbará si no creces primero en tu interior sería como una bomba de tiempo.

Al estar siendo fructíferas estamos demostrando que vamos en camino a la madurez, vamos de camino hacia la meta de obtener el carácter de Cristo, y esto cuesta y lleva sacrificio.

En este sentido son clarificadoras las palabras del apóstol 
1 Juan 3:2
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, (es decir, cuando Cristo venga) seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. 

En la actualidad no somos como Jesucristo, aun no hemos llegado a esa meta de nuestra madurez, pero nos encontramos en el proceso.
Mientras eso suceda, demos fruto para que cuando nuestro amado vuelva nos encuentre llenas de él.

Sigamos con estos mensajes y seamos hacedoras de Su palabra y no solo oidoras, permaneciendo junto a él a la savia porque separadas no somos nada, dejándonos podar por él de las ramas que no produce fruto, y que esa semillas que es Su palabra este sembrada en un buen terreno donde cuando la semilla caiga, muera y de fruto, para no ser plantas estériles y dar fruto al cien por ciento.

Mi oración al finalizar la serie, que Su mano este sobre nosotras hasta que finalice Su obra y cumpla el propósito que tiene para mí y para ti, que nos ayude a dar fruto y agradarle en todo, y que el fruto en nosotras sea Su hijo y que todos puedan verlo a él en toda nuestra manera de vivir. 

UNA VIDA FRUCTÍFERA SE LOGRA CON UN DESEO PROFUNDO DE QUERER SER COMO ÉL

¡Dios con nosotras!


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