Una vida fructífera (parte 5)

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Una vida fructífera (parte 5)

‭‭Gálatas‬ ‭6:7‭-‬8‬ ‭
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

Amadas Dios las bendiga, las saludo deseando tengan un hermoso día.
Avanzando con la serie en curso, veremos hoy un tema que me pareció importante analizarlo y reflexionar. 
Las escrituras nos muestra que la diferencia entre el fruto o las obras de la carne que produce el pecado y el fruto del Espíritu Santo que se produce en la vida de un cristiano, está claramente expuesta en 
Gálatas 5:19-24
‭Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Por ello nos detenemos hoy a mirar cómo está el terreno de nuestro corazón,
 ¿Es acaso fértil o lleno de maleza, hierba mala, espinos o piedras que no deja que la semilla caiga a la tierra y muera para dar fruto?
¿Qué semilla estamos sembrando?
Lo veremos con el lente de la palabra de Dios, ya que ello determinara el fruto que cosecharemos mañana.
No está demás analizar que semillas estamos sembrando quizás, mensajes que no edifican y que no sirve para nuestro crecimiento.

En la parábola que vamos a meditar, vemos desde ya que la semilla es buena y representa la palabra de Dios, cabe decir aquí lo que no está bien es el terreno que representa el corazón del hombre.

Ahora cuando estemos en momentos de experiencias espirituales altos, debemos cerciorarnos de la profundidad de la raíz, que está este arraigada a su palabra de lo contrario correremos el riesgo de la superficialidad y que nos llevará a una vida infructuosa, todas corremos ese riesgo tengamos cuidado de esa trampa.
Por ello quiero que veamos lo nuestro Señor Jesús nos enseña en la parábola del sembrador.
Mateo‬ ‭13:3‭
Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.

Es fácil darse cuenta cuando la semilla que cae en la superficie del suelo crece rápido pero se marchita por no tener raíz.
Si queremos fructificar debemos cerciorarnos de desarrollar raíces profundas, fuertes y saludables en la relación con Dios.
El creyente que no tiene raíces dura solo un corto tiempo porque se aleja cuando llegan los problemas. 
Jesús identifica este corazón como de un creyente que escuchan el mensaje del reino de Dios, pero como no lo entiende, viene el diablo y hace que lo olviden. 
Continuemos con los versículos 5 y 6 de Mateo 13
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.

Las semillas que cayeron entre piedras representan a los que oyen el mensaje del reino de Dios, y lo aceptan rápidamente y con gran alegría, pero como no entienden muy bien el mensaje, su alegría dura muy poco, cuando tienen problemas, o los maltratan por ser obedientes a Dios, enseguida se olvidan del mensaje.
Continuemos leyendo:
Mateo 13:7
Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. 

Vemos claramente aquí al creyente que oye la palabra, pero no deja que ella le cambie su vida, esos espinos son las preocupaciones de la vida que ahogan el mensaje de la buena noticia, ya que el afán por ver solo sus necesidades la desactiva y solo piensan en cómo hacerse ricos.
Es tan fácil que los cristianos  se distraiga por las preocupaciones de la vida. Amadas esto representa un peligro para todas, la fe y la desesperación no pueden permanecer en el mismo corazón, es nuestra decisión confiar o preocuparnos.

Ahora veamos la condición del último terreno relatada en esta parábola 
Mateo 13:8
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. 

Estás semillas que cayeron en un buen terreno representan a los que oyen el mensaje y lo entienden. Estos sí cambian sus vidas y hacen lo bueno. esas semillas al caer en un bien terreno, producen vidas fructíferas en el creyente y están llenos del Espíritu Santo.
Este terreno significa que está limpio, porque habido un previo arado para preparar un buen terreno.
Desde el A.T Dios esta instando a este proceso leamos:
‭‭Oseas‬ ‭10:12‬ ‭NBV‬‬
Planten las buenas semillas de justicia y entonces segarán una cosecha de mi amor; aren el suelo duro de sus corazones para que estén listos a recibir la instrucción de Dios, porque ahora es el tiempo de buscar al Señor, para que él venga y les de una vida próspera y tranquila.

Ahora bien, es bueno arar la tierra porque muchas veces nuestro corazón esta endurecido y es necesario romper el terreno duro para recibir la semilla.

El arado consiste de dos etapas el primero es cuando se revuelve la tierra con un tractor, hasta lo profundo de la tierra para que el terreno fresco y bueno de abajo suba hacia arriba.

El resultado de esta primera etapa sería un corazón receptivo y sensible hacia el señor.
Dios ira hacia lo profundo para ver y darnos a conocer lo que hay en nuestro corazón. 
¿Estaremos dispuestas a dejarlo obrar? 
No olvidemos que eso va a doler.
Pero si queremos una cosecha de justicia, tenemos que dejar que el arado haga su trabajo.

La segunda etapa del arado es el desgarre; y aquí es cuando vuelven con otro instrumento que va surcando el terreno recién arado, rompiendo todos los terrones. 
Es la parte del proceso de refinación, es donde se van rompiendo los pedazos en partículas finas, de modo que esté listo para la semilla que se sembrará. 
El terreno es suavizado otra vez; este proceso puede ser aún mas doloroso, ya que esos terrones deben ser desbaratados; y así también las partes duras y difíciles, espinosas y pedregosas que necesitan ser rotas, y seguro que nos va a doler cuando el Espíritu de Dios comienza a hacer Su trabajo de arar y surcar nuestras vidas.
Él examinará lo profundo de nuestro corazón.
Y en esos momentos muchas veces corremos porque nos sentimos expuestas nos apartamos resistiéndonos y con el tiempo el corazón se endurece y nunca da fruto de justicia.
Ahora, para obtener un buen terreno, requiere paciencia: arar, luego plantar, regar, luego esperar, cultivar, cuidando de las malas hierbas y espinos, pero sabes será necesario porque estaremos listas para recibir la buena semilla.

Amadas protejamos nuestro corazon, de todo lo que no es beneficioso.
Es necesario echar raíces profundas en la vid para evitar tropiezos. sino estamos arraigadas en la vid, el engaño del mundo nos arrancará.
La única manera de permanecer en la vid, es obedeciendo la palabra de Dios, siendo guiadas en nuestro andar diario en íntima comunión con él,  para poder discernir entre lo bueno y lo malo.

Ahora bien finalizando esta parábola Jesús termina con una contundente advertencia: 
Mateo 13:9
El que tiene oídos para oír, oiga.

Esta frase, al leer los cuatro evangelios vemos que nuestro señor, hasta ocho veces lo repite y aparece también siete veces en Apocalipsis.
Esta frase es utilizado por Jesús, para llamar la atención de los que le escuchan y a poner énfasis en lo que él les esta diciendo, siendo de suma importancia para sus vidas, prestando una especial atención para captar el significado, en este caso de la parábola.
Jesús desea que prestemos atención en cuerpo y alma a su mensaje, y el oído acá se refiere el oído interno para comprender y darnos por aludidas.
Lo contrario a la frase que Jesús menciona en este versículo sería como el dicho clásico:
"por un oído me entra y por el otro me sale”, que es propio del que oye como si no oyera y, por tanto, lo que oye no influye para nada en su vida.

Ahora después de leer esta parábola reflexionemos:
¿Con cuál terreno te identificas?
¿Estamos en buenas condiciones de recibir la palabra como buena semilla, una semilla que si encuentra buena tierra en nosotras pueda morir y dar fruto?

¿Estamos dando frutos espirituales o el fruto de la obra de la carne?

Amadas pido a Dios que nos ayude a echar raíces profundas y fijar nuestros ojos en él, obedecer su palabra para cambiar, que nada nos haga retroceder y no permita que nunca otras cosas, incluso buenas, ocupen ni ahoguen nuestra vida para dar nuestro propio fruto.
¡El que tenga oído para oír oiga!

EL TERRENO MAS FRUCTÍFERO ES AQUEL, QUE ESTA PREPARADO Y LIMPIO PARA RECIBIR LA BUENA SEMILLA.

¡Dios con nosotras!

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