Una vida fructífera (parte 3)
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Una vida fructífera (parte 3)Colosenses 1:9-10
Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.
Amadas las saludo deseando que esten siendo edificadas con estos primeros mensajes así como me edifica a mi.
Ssbemos que Dios Padre nos ha dejado armas para el crecimiento y una de ellas es su palabra donde hay secretos muy escondidos que tenemos que descubrir para fructificar como Cristianas.
Hoy veremos otra razón, clave o principio para tener una vida fructífera y es cooperar con Dios, quien busca limpiarnos y podarnos, mientras vamos creciendo cerca del que da el crecimiento para mostrar la belleza de Jesús.
Por ello es necesario este proceso de la poda.
En el mensaje anterior ya lo ha comentado nuestra hermana Amayra.
Ahora dejo que nuestra hermana Evelin nos hable mas al respecto, escuchemos:
Hermanas y amigas reciban un grato saludo, nuevamente con ustedes en esta nueva serie: una vida fructífera.
Voy hablar de un proceso que parece algo muy cruel pero necesario.
A menudo en un árbol van creciendo algunas ramas débiles y hay que podarlas para que puedan hacer frente al invierno áspero y asi el árbol esta firme para algo nuevo y cuando la primavera y el verano vuelven, hay una abundancia de fruto.
Quiero llevarlas a ver que las afiladas tijeras del jardinero que poda, trae en última instancia fruto y bendición.
Les pido que busquemos juntas:
Juan 15:2
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ahora estoy segura que has escuchado o visto este proceso de la poda en un campo de cultivo.
Pero yo pensaba que podar se refería a limpiar solamente la hoja, pero no es asi, es además cortar las partes que limitan el crecimiento de la planta en todo arbol ya sea frutales o en los jardines.
La obra de Dios en el crecimiento incluye mucha poda, el da perfección a lo que empieza, busquemos:
Filipenses 1:6
Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
El Señor corta toda rama que no produce fruto.
En otras palabras, a aquellas que no están unidas de
verdad a Él o están débiles en una manera que produzca vida.
Dios poda cualquier cosa que nos evite crecer, producir el fruto de Su Espíritu y transformarnos conforme a su propósito.
Esta poda a menudo toma la forma de quitar cosas en nuestras vidas que disfrutamos y valoramos más que a Dios, convirtiéndose en ídolos, no olvidemos que nuestro corazón es una máquina de hacer ídolos, sino leamos lo que dice:
Romanos 1:23
Y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Amadas la poda suele doler,
¿A quien no le duele cuando se nos quita algo que lo tenemos muy apegado a uno?
La poda además no parece justa, ni parece correcta, pero Dios sabe lo que esta demás en nuestra vida y nos lo saca, pero no es para lastimarnos.
Nuestro Padre desea prepararnos para dar más fruto.
Hermanas también la poda es necesaria para que florezcamos y crezcamos al máximo, y esto es, la estatura de la imagen de Cristo, parece un estándar muy alto pero allí apunta nuestro Señor, dueño de la viña, quien hace de su Jardín hermosas flores para él.
Ahora, el dolor, la aflicción, la enfermedad, el sufrimiento, la pérdida, el duelo, el fracaso, la decepción y la ambición frustrada, son motivo casi siempre diría yo, por cosecha de nuestras malas decisiones pero Dios va usar esto como herramientas para la poda, como dice Pablo en:
Romanos 8:28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Los acontecimientos mencionados anteriormente son necesarios, porque allí se ve realmente como reaccionamos a todo proceso de aflicción:
Quizás ¿somos autosuficientes? ¿Nos sentimos poderosas y decimos yo puedo con todo? O Nos arrepentimos por nuestra desobediencia.
Amadas al pasar el tiempo vamos dejando que el pecado conviva en nosotras, pero el Jardinero divino tiene que retirar todo orgullo.
Nunca recibiremos la gracia de Dios hasta que aprendamos a humillarnos, nunca nos irá mal en el camino de la humildad.
¿Entonces que haremos cuando venga la poda?
¿Nos lamentaremos o daremos gracias a Dios por ello?
Por otro lado nunca confundas a la poda como castigo, porque es bendición.
El castigo se lo llevó Jesucristo en la cruz. Déjate podar y espera la cosecha, leamos:
Hebreos 12:10-11
Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Esta es la verdad para cada uno de nosotras:
Dios, el Jardinero maestro, está cortando algunas cosas en nuestras vidas para que demos más fruto.
Oremos para que Su poda en nuestras vidas, y en las vidas de aquellos por los que estamos orando, produzca el fruto que Él desea.
La Biblia dice que el agricultor espera el fruto con paciencia, así que espera lo que vendrá. La obra es del Señor, por lo tanto, no importa lo que venga, Él levantará a su hijo en tu vida en cada poda, leamos;
Santiago 5:7
Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.
Y para finalizar digo que otra razón de la poda es morir a nosotras mismas para llevar fruto, crecer y madurar en el interior, para que el fruto se vea en el exterior, veamos:
Lucas 6:45
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Amadas si queremos llevar mucho fruto, necesitamos morir diariamente, morir a nosotras mismas y a todo lo que nos distrae de lo importante, morir a todo lo que impida dar fruto, hacer un sacrificio para que nuestra vida, en última instancia, tenga un valor perdurable llena de fruto, Jesús dijo:
Juan 12:24
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
Está declaración lo hizo Jesús poco antes de ir a la Cruz refiriéndose a su muerte en el Gólgota.
Hermanas después de saber esto, podemos ver lo que se logró por medio de la muerte de Jesús, quien era el verdadero retoño del Señor y nosotras somos las ramas de la vid verdadera que es Jesús.
Amadas qué nuestra deseo sea crecer a la imagen de Jesucristo y menguar como lo dijo Juan el Bautista:
Juan 3:30
Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
Entonces el fruto en nosotras es el carácter de Cristo por ello levantamos las manos y lo adoramos, dándole gracias por la poda, porque Él sabe lo que hace.
Hay una urgencia de toda hija de Dios y es conocer más de Dios, sus atributos y su carácter porque la iglesia de hoy enfrenta gigantes desmesurados. El gigante más grande es la obstinación. Vivir en necedad nos lleva a una decadencia espiritual, los creyentes debemos tener mayor comunión fielmente con él, para tener una vida frutífera.
EL FRUTO DEL ESPÍRITU CRECE EN EL TERRENO DE LA OBEDIENCIA
¡Dios con nosotras!
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