VAYAMOS AL SANTUARIO
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VAYAMOS AL SANTUARIO-Salmos 27:8
Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová.
Aquí vemos como el salmista ha entendido, la importancia de ir a la presencia de Dios, al santuario, al lugar Santísimo.
¿Tienes tu un altar en tu hogar?
Las Escrituras nos invita a buscarlo con afán y mucha confianza cuando transitamos una prueba, cuando hayamos pecado contra el, o en alguna necesidad, él nos promete ayudar, porque es Bueno y nos ama.
En la Biblia encontramos relatos de hombres, que después de ver su miseria, su banca rota espiritual o su pecado contra el Soberano, entraron al santuario de Dios para hallar el oportuno socorro.
El primero del que hablare es Job.
En su aflicción el Gran soberano le convence de su ignorancia y le hace entender que su queja no servía de nada haciéndole reflexionar con varias preguntas.
Amadas no es sabio contener con el Omnipotente.
Job, solo cuando estuvo en la presencia de Dios, entendió su pecado y se arrepintió,
Job 40:4-5
He aquí que yo soy vil; ¿Qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca. Una vez hablé, mas no responderé; Aun dos veces, mas no volveré a hablar.
Amadas si lo que hablamos en tiempo de aflicción no edifica es mejor callar.
Ahora David el hombre conforme al corazón de Dios, también corrió a Su presencia, fue al santuario al verse confrontando con su pecado, la consecuencia tan grande que Dios le dio a probar, es que hirió al hijo que tuvo con Betsabé el fruto de su pecado.
2 Samuel 12:16 NBV
David oró a Dios pidiendo que salvara al niño; no comía y pasaba las noches de rodillas en el suelo, delante del Señor.
Ahora continuo con Asaf, este no era un hombre cualquiera, era un Levita un encargado de preparar el culto de adoración a Dios. En nuestros tiempos sería alguien que pertenece al ministerio de alabanza y adoración.
Dice la Biblia que era un sacerdote a quien David puso a cargo de la adoración en Israel.
1 Crónicas 16:4-5
Y puso delante del arca de Jehová ministros de los levitas, para que recordasen y confesasen y loasen a Jehová Dios de Israel: Asaf el primero; el segundo después de él, Zacarías; Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con sus instrumentos de salterios y arpas; pero Asaf sonaba los címbalos.
Estoy segura que muchas han leído el salmo 73, Asaf es el autor.
Aquí el, relata su tentación, su pecado y como el, al entrar al santuario fue restaurado y perdonado, el vio la bondad del Señor.
Salmos 73:1-3
Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón. En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.
Amada te has preguntado alguna vez:
¿Porqué prosperan los malos o incluso te has enojado ante la salud y del bienestar que gozan los injustos los que viven blasfemando el nombre del señor?
Yo sí y Asaf también.
Eso suele pasar cuando ponemos la mirada en lo terrenal. Nos hace daño poner la mirada en la tierra, por ello Dios ha dado la orden de mirar las cosas de arriba.
colosenses 3:2
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Al parecer Asaf miró y se comparó con los malos.
Dios quiere que lo veamos a Él, que nuestros ojos miren su trono. ¡Entremos al santuario!
Hebreos 12:2
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
"Jesús ya está sentado en el trono, vayamos delante de su presencia"
Hermanas Asaf fue un hombre sincero y confesó su pecado, fue tan grave que pensó que había sido en vano haberse guardado puro ante la maldad de los inconversos.
Salmos 73:13
Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia.
Amadas aún los hombres o mujeres más espirituales pueden caer, Asaf estaba tan cerca al rito de la ley y a la adoración, pero él también tuvo que que refugiarse bajo las alas del Omnipotente y encomendar su alma al que le podría librar y perdonar.
El pecado de Asaf no fue escandaloso ante los ojos de los hombres, pero sí ante los ojos de Dios, él era un hombre íntegro en todo el sentido de la palabra, se sintió tan mal por su torpeza que se igualó a un animal.
Salmos 73:22
Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti.
Amada evaluálemos ahora delante del señor si estamos evadiendo un pecado en nuestra vida y apuntando hacia otras.
Sepamos que el problema está en el corazón, la envidia se camufla muy bien allí, nadie lo nota.
Ahora retomando el versículo 13, vemos que a Asaf le vino un pensamiento equivocado sobre su caminar en el señor, un descontento al guardarse puro para Dios.
Un pecado lleva a otro, Asaf después de la envidia tuvo amargura, lo notas?
Soltera, ¿alguna vez pensaste que era en vano lavar tus manos en inocencia y tener limpio tu corazón?
¿Cuántas veces te ha pasado eso por la mente?
No te arrepientas al guardar, cuidar y limpiar tu corazón, no importa si nadie lo nota.
Cómo afecta poner la mirada a lo terrenal, nuestra vida debe ser limpia no para agradar a los hombres, no para obtener beneficios, sino para agradar a Aquel que nos salvó de la condenación y nos rescató del infierno .
Hermana te invito a entrar en el refugio del alma tentada, te invito a entrar al santuario donde también entró Asaf:
Salmos 73:17-18
Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer.
Vayamos al santuario qué es la presencia de Dios, al lugar donde podamos estar a solas con él.
Cuando entramos en el santuario, obtenemos la victoria sobre el pecado tenlo por seguro.
Asaf la obtuvo miremos lo que nos dice:
salmos 73:25-26
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Mientras pasas tiempo orando, escuchando a Dios a través de la Biblia y adorándole, encontrarás que no hay otro lugar en el que prefieras estar más que en Su presencia.
«Dichosa la que habita en tu templo, pues siempre te está alabando»
Hermanas la invitación está dada entremos con confianza a su santuario, al lugar santo donde está el trono, dónde Jesús está sentado:
Hebreos 4:16
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
"La palabra trono de la gracia" en el original griego significa propiciatorio.
Lo que el autor quiere decir que nos acerquemos al propiciatorio,
Este estaba ubicado en el lugar santísimo del tabernáculo en los tiempos antiguos.
Ahora el trono representa claramente al propiciatorio celestial al verdadero a la misma presencia de Dios.
Dónde podemos ir, porque estamos revestidas de Cristo, de Su sacrificio, de Su sangre por lo cual, Dios es propicio a nosotras eternamente y nos acepta de pura gracia, él es la propiciación por nuestros pecados.
Amadas gracias a los méritos de nuestro Señor Jesucristo podemos contemplar su rostro, él rasgo el velo, la cortina de separación.
Tenemos acceso directo gratuito y seguro a la presencia de Dios.
Aún cuando sabemos que somos imperfectas nos acercamos confiadamente a Dios por Cristo que intercede por nosotras en Su trono:
Hebreos 7:25
Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
¡Gloria a Dios por Su palabra!
EL SANTUARIO DE DIOS ES EL LUGAR DONDE ENCONTRAMOS PERDÓN Y RESTAURACIÓN, VE CON CONFIANZA AL LUGAR SANTO.
¡Dios con nosotras!
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