De tal manera nos amó

Canal de Youtube 👇
De tal manera nos amó


Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Casi todas sabemos de memoria este versículo, pero ¿te has puesto a meditar en la profundidad del mismo?
En esta verdad vemos además la grandísima expresión del amor de Dios. 
Su mayor don o regalo a la humanidad fue Su Hijo Jesucristo, Él quiso dárselo, porque fue fundamental en Su plan redentor para todos los que en el creerían.
Como dije en el primer mensaje, este don inmerecido ya estaba planeado antes de la fundación del mundo, el plan de redención está disponible para ti, si quieres vida eterna a Su lado.
Gracias y paz mis amadas las saludo deseando que tu corazón esté lleno de gozo al saber un poco más se la obra perfecta de nuestro Señor Jesucristo.
Pero amadas han pasado más de dos mil años, y aún sigue existiendo la ingratitud y el desprecio hacia Jesús, al Don de Dios.
A menudo el mundo rechaza lo valioso, es así.
Esto da cumplimiento a las sagradas Escrituras:
Isaías 53:3
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Con nosotras nuestra hermana Evelin que nos ayudará a ver mas en profundidad el amor por nosotras, escuchemos.

Amadas las saludo con el amor de Jesucristo, estamos en una semana que como cristiana me lleva a recordar el amor incondicional en esa cruz por mi.
No siendo merecedora de ese amor sacrificial pero asi lo quizo él, por ello me uno a estos mensajes de mucha reflexión.

Hermana mi objetivo de hoy es llevar tu corazón a una mayor profundidad del conocimiento del amor de Dios para ti, si ese amor incondicional.
Y para ti amiga que aún no has experimentado ese amor, quisiera que Su Espíritu Santo por medio de este mensaje te pueda hacer entender de este amor.

En un encuentro del Señor con Nicodemo le dijo que era necesario que el Hijo del Hombre muriera en una cruz para que de esa manera los hombres pudieran ser salvos por medio de un nuevo nacimiento.

Juan el apóstol que el Señor amó de primera mano, en todas sus cartas el hace énfasis en la grandeza de este amor.
Juan no puede ocultar su asombro cuando se va acercando a considerar el amor de Dios hacia este mundo hostil. 
Su admiración es similar a la que expresa en su primera carta 
1Juan 3:1 
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

Mis amadas somos exhortadas a considerar el grado tan infinito y la forma tan gloriosa en la que Dios nos ha amado. 
Y a través de las Escrituras conocer lo alto, lo ancho, lo profundo y maravilloso que es Su amor. 
Esto nos ha de llevar necesariamente a adorarle con todo nuestro corazón.
Y también a recordar que si en alguna pobre medida nosotras amamos a Dios, debemos reconocer que esto se debe a que él nos amó primero a nosotras. Nunca olvidemos que es su amor el que hace posible el nuestro.
1Juan 4:10
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

Otro detalle que debemos notar es que el objeto del amor de Dios fue el "mundo". Esto subraya la grandeza de este amor, que es capaz de abrazar al mundo entero, es decir, a la totalidad de la raza humana.
No hay persona que quede fuera del alcance del amor de Dios por más bajo que haya caído. 
Es cierto que somos indignas de un amor así, pero Dios abre la puerta de la salvación a todos los hombres por igual. 
Este amor no hace distinción de personas; porque no hay acepción de personas para Dios.

En el versículo del inicio (Juan 3:16) vemos que "Dios amó" y "Dios dio".
La grandeza del amor de Dios se puede apreciar en que ha entregado lo más valioso que tenía, a su propio Hijo. 
Dios solamente tenía un Hijo que tenia su perfecta semejanza, con  quien desde la eternidad mantenía una relación de amor.
El Padre nos entregó lo que más quería, a su propio Hijo. Sin duda no puede existir un don más grande.

El objetivo del amor de Dios es que ningún hombre se pierda, sino que tenga vida eterna.
Aunque el amor de Dios es tan inmensamente grande, no servirá de nada a aquellos que no creen en él. 
La única condición que Dios pone es la fe. 
Efesios 2:8-9
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
no por obras, para que nadie se gloríe.

Amadas el regalo está dado gratuitamente sin embargo, mucha gente no lo quiere tener en cuenta e insiste en añadir sus "buenas obras" y méritos personales. 
Pero todo esto no sirve de nada. 

Es un hecho que no merecemos la salvación, sino que se nos ofrece en virtud de la gracia divina como un favor no merecido.
Ahora bien, aunque el hombre no puede hacer lo que Dios ha hecho, esto es, proveer la salvación, al mismo tiempo Dios no puede hacer por el hombre lo que éste tiene que hacer por sí mismo, esto es, aceptar la salvación por la fe reconociendo que es un pecador.
El apóstol Pablo reconoce su condición que el no era digno de recibir salvación por ser pecador y lo trasmite a su discípulo Timoteo, miremos:
1 Timoteo 1:15
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.

Ahora debo aclarar que esta fe que nos permite entrar a disfrutar plenamente del amor de Dios, no tiene nada de meritorio, todo es por gracia.
Pero Dios compasivo desea que todos sean salvos y no perecer.
Pedro hace énfasis esta exhortación en una de sus cartas.
2 Pedro 3:9
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Entonces la fe y el arrepentimiento van de la mano y por esta razón, Dios ha enviado a su Hijo al mundo para que por medio de ello el mundo pueda tener abierta la puerta de la salvación. 
Dios no ha dejado a la humanidad abandonada, y no hay necesidad de que nadie perezca.
Si Dios hubiese actuado como el hombre lo hace habitualmente, habría enviado a su Hijo para juzgar al mundo. 
Esto sería lo lógico viendo la forma en que las criaturas ofenden e ignoran a su Creador, pero sin merecerlo él vino a salvarnos:
Juan 3:17
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Hermanas la cruz debe ser un recordatorio constante de la deuda que tenemos para con Dios, y de la disposición de vivir para Él, o de morir por Él.
Dios sabía que en esta vida estaría llena de desafíos e incertidumbre. Sabía que careceríamos de aptitudes y cometeríamos pecado; por eso envió a Su Hijo,
Ofreció a propia vida como sacrificio por nuestros pecados. 
Él es nuestro amoroso Salvador y Redentor.

Jesús cumplió su palabra al pie de la la letra, él les comunicó tres veces a su discípulos que resucitara al tercer día, pero ellos lo olvidaron: 
Lucas 24:7 
Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.

Amadas el señor nos amó de tal manera que Su amor hizo posible la victoria del pecado en la cruz.
Antes el pecado producía la muerte ¡Pero gracias a él, podemos vencerlo por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Pablo escribió al respecto:
1 Corintios 15:55-57
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Pero amadas como todo plan de Dios es perfecto con un inicio y un final, su amor no termina en la cruz, sino con la resurrección de su Hijo, esa resurrección que nos da la confianza, que un día viviremos con él si creemos en su obra redentora, esto le recordó Jesús a Marta, hermana de Lázaro:
Juan 11:25‭-‬26 
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

La resurrección de Jesús confirma todo lo que Él dijo acerca de quién era. No se trata de una figura histórica fallecida hace tiempo, realmente era un hombre cuya identidad era Dios. Jesús resucitó, él vive hoy y tú puedes anunciarlo  a toda criatura.

DIOS NOS AMÓ DE TAL MANERA QUE NO DUDÓ ENTREGAR A SU HIJO POR MI Y POR TI.

¡Dios con nosotras!

Comentarios

Entradas populares de este blog

VASIJAS LLENAS DE DIOS

El plan perfecto

VESTIDAS DE SU JUSTICIA