¿COMO VAMOS A DIOS EN ORACIÓN?

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¿Cómo vamos a Dios en oración?
Mateo 6:5
Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

Antes de empezar quiero recordarles que la oración es una de las formas principales de desarrollar intimidad con Dios. 
La oración de un justo es poderosa y eficaz, y es una de las armas principales del creyente siempre y cuando lo hagamos en forma correcta.

Sabes como orar? ¿No? Yo tampoco, pero tengo una buena noticia: tenemos al Espíritu Santo de Dios quien nos va a enseñar.

En la biblia hay un modelo correcto establecido por Jesús en Mateo 6, pero no quiere decir que son pasos estrictos que debemos seguir, solo es una guía o ejemplo.

Hoy nos vamos a centrar en una oración que será de mucha edificación, veremos la parábola del fariseo y el publicano.
Cabe resaltar que está parábola está dirigida como enseñanza a los que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros.
En esta parábola de la Escrituras, nosotras vamos a rescatar la manera de orar que agrada a Dios.

Vamos a la parábola:
Lucas 18:10
Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
Amadas vemos que Jesús en sus parábolas usa a personas, cosas y lo que había en el cotidiano vivir para que sus enseñanzas sean sencillas, esta vez vemos a dos hombres, dos corazones y dos actitudes.
Empecemos con la actitud del fariseo:
Lucas 18:11-12
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.

Los fariseos era una secta religiosa que se caracterizaban por demandar perfección de los demás, y a su vez tienen un alto concepto de sí mismos.
Además les gustaba hacer largas oraciones públicas para que sean vistos.

A veces esto nos suele pasar a nosotras al orar, nos miramos a nosotras mismas, pensando que somos perfectas y el orgullo aflora, nos comparamos a sí mismas con otras personas.
Mucha alabanza propia, le contamos a Dios nuestras buenas obras, no sabiendo que Dios conoce todo de nosotras y la intención de nuestro corazón.

Las mejores oraciones debe ser a solas, en intimidad, allí es el lugar donde le hablaremos de nosotras mismas.
Jesús en su modelo de oración nos deja enseñanza sobre esto;
Mateo 6:6
Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

En la oración pública debemos tener dominio propio y nuestros labios bajo el control del Espíritu Santo, no usar muchas palabras como si Dios al hablar más nos va hacer caso. 
Jesus nos dice en Mateo 6:7:
Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
En la oración pública debemos centrarnos únicamente en la intersecion por otros, orar pensando en conjunto y en unidad.

Ahora miremos la actitud del publicano:
Lucas 18:13
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.

Los publicanos eran considerados como traidores a la iglesia, apóstatas, y entre los más viles del pueblo de Dios, eran los más odiados por cobrar altos impuestos a sus mismos compatriotas, ser publicano era un oficio secular.

Este hombre reconoció su imperfección, lo contrario del fariseo, él sabía que necesitaba ayuda y fue al Señor, tanto para arrepentimiento de sus pecados, como para el perdón de ellos.

¿Notan la diferencia en la oración entre el publicano y el fariseo?

El fariseo no tenía convicción de pecado y el publicano si.
El fariseo «confiaba en sí mismo y se creía justo,. Cayó en la trampa de confiar en su propia santidad. 

El publicano se examinaba a si mismo a la luz de la palabra, se consideraba pecador y se sentía indigno estar en la presencia de Dios.
El publicano también era Judío pero, a diferencia del Judío fariseo, el sí reconocía su verdadera condición ante Dios.
Ahora, ¿Cómo nos estamos presentado en oración ante Dios?

Aunque los dos eran pecadores, y por lo tanto ambos están bajo condenación, pero Jesús resalta y recompensa la actitud adecuada de orar del publicano:
Lucas 18:14
Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

Si nuestras vidas están verdaderamente centradas en Dios (con nuestras conciencias despiertas por Su santidad), nos comparamos con Él y todo lo que podemos decir es: «¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador! 
La verdad es que todas somos pecadoras y todas necesitamos de la misericordia de Dios.

Entonces como vemos la actitud que agrada a Dios es: "humillarse ante Dios" reconociendo nuestra condición, la bendición de ello es la justificación, lo que no recibió el fariseo.

Como hijas de Dios busquemos orar como a él le agrada, llenas de humildad y arrepentimiento para recibir su favor y que nuestras oraciones sean escuchadas.
Recuerdo ahora un salmo dónde David escribe al respecto 
Salmos 51:17
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Amadas debemos tener cuidado cuando vamos al trono de Dios, la reverencia y la convicción a dónde vamos debemos tenerlo presente, ya que iremos delante de un Dios Santo y glorioso.

Hermanas, Dios conoce nuestras necesidades y él, no necesita de nuestros consejos al orar, tampoco nuestras ideas o lo que nos conviene ya que no lo sabemos.
¿Quién le puede dar consejo al incomparable? 
Las Escrituras nos exhorta:
Isaias 40:13
¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole?

Nuestra oración debe ser honesta y sencilla, a menudo nuestras oraciones parecen más predicaciones o enseñanzas, queremos aprovechar el momento de decir lo que vemos mal en otras 
¡Debemos cuidar esto!
Las indirectas aparentemente llenas de espiritualidad: hieren.

Hago un paréntesis para decir que, las situaciones que vemos en nuestras hermanas Dios lo conoce y no debemos usar las plegarias ni el púlpito para resaltar lo que no le podemos decir en persona, eso es falta de integridad y honestidad.

Es bueno si alguien está en falta apartarla y exhortarla en amor y compasión, poniéndonos en su lugar, quizás en ese momento no lo acepte y tampoco te entienda, pero luego te agradecerá.
Leamos una cita al respecto:
Proverbios 9:8
No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; Corrige al sabio, y te amará.

No cabe duda que Jesús es nuestro mayor ejemplo, sigamos aprendiendo de Él.
Jesús en sus tiempos de oración dice la biblia que él se apartaba a solas con Su Padre:
Lucas 5:16
Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.

Como vemos Jesús nunca buscó reconocimiento, ni halagos por sus oraciones, pero si vemos que eran largas y extensas porque lo hacía a solas con Su Padre.
Jesús anima a no hacer largas oraciones en público con palabras vacías y alabanzas a nosotras mismas, el YO no debe existir en nuestras oraciones.
No pensemos que al orar mucho vamos a mostrar sabiduría a los demás o peor aún, que Dios se va a sorprender de lo que decimos.

Amadas la oración se trata del corazón Dios ve nuestra actitud nuestra intención y motivación, tenemos que rendir nuestras emociones a los pies del Señor ya que el corazon es mentiroso y nos puede llevar a pedir para los deleites propios.

Nuestra oracion debe ser sincera y a veces nuestro Señor se deleita cuando vamos sin palabras solo a escucharle hablar.
Tenemos que llegar a este punto, hablar menos y escuchar más.

Amadas para finalizar digo que cada oración que hagamos debe ser guiada por el Espíritu santo, para ello, tenemos que llenarnos de la palabra de Dios, pedir sabiduría del Señor para ser sabias, ya que la sabiduría conduce a la sencillez y finalmente aprender orar lo que hay en Su corazón, Sus pensamientos, y por lo consiguiente debemos orar Su palabra.
¡Vayamos con la actitud correcta ante el trono de Dios!

LA ORACIÓN SENCILLA CON SABIDURÍA ES INPIRADA POR  EL ESPÍRITU SANTO Y AGRADABLE AL SEÑOR.

¡Dios con nosotras!

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