EL CONSUELO DE DIOS

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EL CONSUELO DE DIOS
Salmos 94:19
En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma.

Al recorrer las Escrituras, encuentro palabras de ánimo y aliento, que en tiempos de aflicción me sirve para vivificar mi espíritu cuando está atribulado por el dolor, por alguna enfermedad, por familiares inconversos o más.
Al buscar su rostro el me espera para que sus consolaciones, conforten mi corazón con alegría, gozo y paz.
Ahora el salmista que escribió el salmo 119 lo sabia:
Salmos 119:49-50
Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.

Amada seguramente tú también has experimentado lo que yo.
Dios es Dios de toda consolación ya que desde tiempos de antaño consoló a su pueblo, mandando a sus siervos para que ellos declaren sobre su amor, su perdón dando así consuelo a las almas destruidas por el pecado, miremos lo que le manda a declarar a Isaías:
Isaías 40:1-2
Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.

Los siervos de Dios eran hombres comunes como tú y yo, ellos también sufrían, sus debilidad se manifestaban, tenían emociones, Dios nos creo así.
Al ser su creación, él conoce nuestra condición sabe que somos de polvo por tanto sentimos el dolor, nos atemorizamos de nuestros enemigos, nos desanimamos cuando las cosas no salen bien y más...
Hoy veremos a hombres y mujeres que recibieron el maravilloso consuelo de Dios.
Empecemos por Elías el gran profeta de Dios.
Que después de una gran victoria salió huyendo y lleno de miedo deseo la muerte, Dios no lo reprende sino le anima consolándole y dándole lo necesitaba, reavivándole la fe para tener valor y fuerza hasta dos veces.
1 Reyes 19:7
Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.
Su historia ya la hemos visto:

Ahora recordemos a Job, el estuvo en una situación de dolor que no entendía.
Amadas el Señor obra Soberanamente de maneras extraordinarias y no necesita darnos explicaciones.
Job en sus momentos de dolor  Fueron a el, unos amigos para consolarle, el error que cometieron ellos fue pensar que su sufrimiento estaba enlazado con su pecado.
Hablaban de trivialidades pero no le ofrecieron ningún consuelo.
Miremos lo que le dijo Elifaz:
Job 15:11
¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios, Y las palabras que con dulzura se te dicen?
Vemos que Elifaz estaba confundido y escaso de sabiduría.
Hay casos que está bien acompañar pero lo mejor es callar, ya que no sabemos el obrar de Dios y en vez de ayudar podemos empeorar la situación.
Job tiene una actitud mucho más saludable que sus amigos. En su intenso sufrimiento experimenta el sentimiento horrendo de soledad y clamo a Dios por que sabe que él lo consolaría.
Job 5:18
Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; Él hiere, y sus manos curan.
Por otro lado también sucede lo contrario, a veces cuando estamos en dolor nos enojamos con Dios y no queremos recibir su consuelo y mucho menos de nuestros amigos, tengamos cuidado de tener esa actitud.

Ahora veamos en el nuevo testamento a nuestro Señor Jesús, el mismo consolando a mujeres que encontró de camino al lugar donde sería crucificado.
Miremos:
Lucas 23:27
Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.

Amadas aquel horrendo día, en cuál se dirigía hacia la muerte nuestro Amado Jesús, habían unas mujeres allí, que hacían lamentación por él, con profundo dolor.
La gran multitud no les pone atención a las mujeres. Sin embargo su amargo llanto y sus rostros llenos de lágrimas llaman la atención de Jesús.
Recordemos que Jesús ha sido cruelmente azotado, pero aún así él las consuela, dándole luego la razón de porque verdaderamente tendrían que llorar, les aviso que vendría un tiempo de intenso sufrimiento y que deberían estar preparadas: la persecución empezaría en poco tiempo.

Oh Amadas nuestro Señor no dejaba de mostrar su compasión por los que sufren.
Nuestro Señor de dolores se dio un tiempo para consolar a estas mujeres que sufrían por él.

Y más adelante ya crucificado vemos también dando consuelo al pobre ladrón que estaba a su lado sufriendo prometiéndole que estaría con él en su reino.
Lucas 23:43
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Que consuelo habrá ha Sido para este ladrón recibir el perdón de Jesús y obtener vida eterna, el dolor que sentía en ese momento seguramente se disipó.
El ladrón creyó en las palabras de Jesús y fue consolado.
 
Y por último veamos a el Apóstol Pablo, un siervo que fue usado tremendamente por Dios después de un encuentro que tuvo con él.
Pablo fue llevado al desierto para ser enseñado por Jesús, él lo capacitó para sufrir por el y llevar el evangelio que le causaría la muerte.
Durante el ministerio de Pablo sufrió y se desánimo, no era fácil pero Jesús se encargó de animarlo:
Hechos 18:9-10
Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.

El que fue perseguido, encarcelado, azotado, traicionado y abandonado, padeció por el evangelio por anunciar las maravillas de Aquel que lo salvó y soporto todo en la cruz por amor a él, Pablo  hablo del consuelo por qué había sido consolado.
Él deja escritas palabras de ánimo para la iglesia de Jesús:
2 Corintios 1:3-4
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

Oh amadas que Dios nos haga consientes que todo dolor que atravesemos en nuestras vidas es para enseñanza, es necesario muchas veces para moldear nuestro carácter, conocer su poder e incluso para salvación, además conoceremos y experimentaremos su consuelo para poder consolar al que sufre.

Pablo experimentó de primera mano el sufrimiento y el consuelo de Jesús y también a través de los creyente de su tiempo, el cuál le dio mucha alegría.

2 Corintios 7:6-7
Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; y no solo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aún más.

Mis amadas hermanas que maravilloso saber que ahora tenemos a él mismo Jesús que nos consuela a través de Su Espíritu Santo, él lo envío para darnos consuelo.
Leamos está promesa:
Juan 14:16
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
Amén, la iglesia de Jesús dice amén.
¡Hermosa promesa!
Nuestro Dios y Señor no, nos dará una dolor que no esté acompañado de su consuelo.

NO PENSEMOS DEMASIADO EN EL DOLOR QUE PUDIERAMOS TENER, FIJEMOS LA MIRADA EN DIOS QUIEN ES NUESTRO CONSUELO.

¡Dios con nosotras!

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