UN SUAVE SUSURRO
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UN SUAVE SUSURRO Jehová está conmigo; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
A menudo cuando al sentir a nuestros enemigos más fuertes que nosotras, exclamamos:
¡No puedo más! ¡me doy por vencida!, ¡me rindo!, todos me persiguen, estan contra de mí! Y el temor junto a la depresión llega.
Esto suele pasar porque hemos perdido de vista a Dios y estamos mirando a nuestro alrededor, quizás buscando ayuda del hombre o seguir luchando en nuestras propias fuerzas que poco a poco se desvanece.
En nuestra historia de hoy veremos a un hombre que pasó de la victoria a la depresión.
Veremos a el profeta Elías dónde su fe y la certeza de Su presencia, menguó.
El en 1 Reyes 18, vemos que Dios lo uso, logrando un triunfo contundente contra los profetas de Baal. Un total de 450 falsos profetas habían sido exterminados por Su poder.
Pero basto que llegará a sus oídos una noticia que le cambió su estado de ánimo, tanto que sus ojos ya no miraban hacia arriba, ahora su mirada está dirigida hacia él suelo, leamos la noticia.
1 Reyes 19:2
Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.
Elías tuvo miedo. Vio el peligro, pensó en el peligro, y después se lo llevó a dormir con él.
Qué fácil nos es ceder al miedo y temblar frente al peligro!
Su temor ante la amenaza de muerte, fue como una nube oscura que se interpone entre él y el Señor de los cielos.
Antes había dicho: "¡Vive el Señor de los Ejércitos, a quien sirvo, que hoy me presentaré ante él!"
Ahora, que ve el peligro, tiene temor, perdió la seguridad de la presencia de Dios en su vida y no puede ver a Dios en Su trono.
La idea del peligro comienza a trabajar en la mente de Elías debilitando su fe.
¿Has experimentado esto en tu vida?
¿Cuál fue tu reacción?
¡Oh amadas cómo nos parecemos nosotras a Elías!
¿Cuántas veces al ver la amenaza de nuestros enemigos después de una victoria que se deseaba por largo tiempo, el cuervo gris de la depresión y el temor empieza a revolotear sobre nosotras y somos intimidadas, quedando muchas veces paralizadas.
Elías con el desánimo y desfallecido va por el desierto, el lugar favorito de los que han perdido la fe en Dios, no quieren ver a nadie y tratan de esconderse, pero a la vez, es el lugar más apropiado para conocer al Dios de los desiertos.
Elías se aisló a si mismo deseando la muerte.
1 Reyes 19:4
Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.
Ven mis amadas fue tanta su depresión, el varón de oración que pidió que la lluvia y el rocío se detuvieran por tres años y medio, ahora oraba deseando morirse.
Dios en su grande misericordia no tomo en cuentra este deseo, esta oración no fue contestada para Elías.
De hecho, Elías fue uno de los pocos hombres en la Biblia que jamás murió.
Elías tenía más por vivir y cumplir los propósitos de Dios.
Ya lo veremos más adelante.
Pero lo que Elías no sabía es que estaba a punto de tener una maravillosa revelación de Dios en el Monte Horeb en una apacible comunión con Dios.
Elías cansado del camino buscó un lugar donde descansar, miremos cómo el Señor actúa con su siervo que está deprimido.
1 Reyes 19:5-7
Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.
Vemos como Dios se compadece de Elías y le manda ayuda y provisión a través de un ángel.
Debemos destacar que el Señor nunca le reprochó a Elías el hecho de que tuviera temor.
Nosotras al ver la situación de Elías, le hubiéramos dado una larga charla de consejos sobre la importancia de no deprimirse.
Pero vemos que el ángel no lo regaña, sino que lo despierta y le ordena alimentarse.
Amadas Dios proveyó las necesidades físicas de Elías, esto no es siempre Su orden, pero las necesidades físicas son importantes. Algunas veces, la cosa más espiritual que una persona puede hacer es solamente el tomar el suficiente descanso y refrigerio.
Dios se encarga:
¡Él calma la sed del sediento, y el hambre del hambriento!
Nuestro Señor al dar alimento a Elías le demuestra su misericordia y antes de entrar en comunión con él, se asegura que comiera, fortaleciendo así a su debilidad física.
No olviden que a veces las cosas pequeñas como la comida y el descanso, podrían ser los primeros elementos que realmente ayudan a un pobre siervo de Dios deprimido.
1 Reyes 19:8-9
Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?
Dios como siempre viene a nosotras cuando mostramos debilidad para iniciar una comunión y va con Elías esta vez en una cueva, estaban solos sin ningunas voces y le hace una pregunta, dándole lugar a la confesión de lo que le atemorizaba.
Amadas sepamos que es necesario desahogar lo que está dentro de nuestro corazón.
Elías derrama su corazón y le expresa el celo con que le sirve y ademas se queja de los demás, el estaba mirando a su alrededor, Jezabel se había convertido en un poderoso enemigo para el.
Elías aquí mostró la naturaleza irrazonable de incredulidad y temor .
Dios de antemano ya sabía la respuesta de esta pregunta, pero le hacía bien a Elías el hablar con él libremente y el desahogar su corazón.
Dios sabía que el deprimido y desalentado Elías necesitaba un encuentro personal con él y se muestra a Si mismo a Elías.
1 Reyes 19:11-12
Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.
Amadas que maravillosa manifestación de amor hacia Elías, Dios trajo Su presencia ante el, pero primero para mostrar donde Él no estaba .
El Señor no estaba en el viento , no estaba en el terremoto , no estaba en el fuego, como muchos otros dioses.
Dios en realidad se encontró con Elías en el callado silbido de una voz, en un suave susurro.
No hay nada más hermoso que el silbo apacible de Dios hablando al corazón humano, que es en realidad más poderoso que las demostraciones externas de poder o demostraciones del juicio de Dios.
Elías sintió que Dios estaba presente en el silbo apacible e inmediatamente se humilló cubriéndose su rostro con su manto.
El reaccionó con una forma reverente ante la voz de Dios:
1 Reyes 19:13
Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?
Elias al escuchar por segunda vez la pregunta del señor, fue sensible y reconoció que él no era digno ni capaz de soportar la vista de Dios con el rostro descubierto.
Ahora en nuestros tiempos el manto que cubría nuestro rostro fue quitado cuando hemos creído en Jesús y ya fuimos justificadas y perdonadas.
Ya no podemos cubrirnos el rostro por qué por los méritos de Jesús podemos contemplar la gloria del Señor.
2 Corintios 3:18
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Dios nos quita el velo para ver la hermosura de nuestro Señor Jesucristo.
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Hermanas los propósitos de Dios jamás son estorbados, ante su majestad los enemigos huyen.
Nosotras debemos saber que los temores y la depresión son emociones que deben estar bajo el gobierno de Dios.
Elías después de estar en comunión con Dios obedece y continúa con su llamado.
El señor le dio a Elías algo por hacer, él debería enfocarse en Dios y no en si mismo y en sus propias circunstancias difíciles,
Él necesitaba seguir con lo que Dios quería que él hiciera.
1 Reyes 19:15-16
Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.
Volver al camino era lo mejor para Elías, tenía que volver a los negocios de su Dios otra vez y les garantizo que, cuando Elías volvió a ese camino, iba con un paso muy diferente que el que lo trajo hacia el Monte Horeb.
Él había ido angustiado y aterrorizado; pero ahora él regresa con el respaldo de Dios, su presencia continúa con él y ya no tiene más temor de Jezabel.
Ahora tiene energía y ánimo, al parecer él jamás vuelve a tener un desvanecimiento, pero al final su sol brilló sin ninguna nube.
Entonces Elías ungió a Eliseo y estuvo con el enseñándole y Eliseo le servía.
Pasado el tiempo Elías fue tomado por el Señor ante los ojos de Eliseo dejándole su manto, y una doble porción de su espíritu sobre el.
2 Reyes 2:11
Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.
En este encuentro con Dios aprendemos de un hombre de su grandeza a levantarse después de haberse debilitado siguiendo en sus planes.
Amada te animo a vencer tus miedos con Dios, derrama tu corazón ante él, él te fortalecerá te dará su alimento y sentirás su presencia en un suave susurro y apacible.
LA PRESENCIA DE DIOS DERRIBA TODO TEMOR Y DESANIMO, SOMOS VALIENTES AL VOLVER A ÉL CUANDO CAEMOS, ÉL NOS DA DESCANSO.
¡Dios con nosotras!
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