¡TEN ANIMO, JESÚS TE LLAMA!

¡TEN ÁNIMO, JESÚS TE LLAMA!
Hebreos 4:16
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

En las Escrituras nuestro Padre nos invita a seguir confiando en él, cuando tengamos alguna necesidad, él nos ayudará, porque es Bueno y nos ama.

Hoy veremos otro maravilloso encuentro con el Rey, se trata de un hombre ciego que tenía fe, que estando frente a él, obtendría perdón, compasión y sanidad.

Este relato bíblico se encuentra en los tres evangelios sinópticos dónde se registra el evento con algunos detalles similares, tres testigos oculares y cada uno aportando similitudes para completar la historia y rescatar así la esencia de la misma que es: sanidad y salvación para su alma por fe.
Los tres evangelios sugieren que Jesús, en su camino hacia Jerusalén, pasó por Jericó, que fue, casi literalmente, la puerta de entrada a su pasión. 
No obstante, el evangelista Lucas es quien nos ofrece más detalles, el narra tres incidentes sucesivos: primero, que Jesús se acerca a Jericó y sana a un ciego que estaba mendigando junto al camino.
Mateo menciona a dos hombres ciegos y Lucas coloca el incidente cuando Jesús se acercaba a Jericó en vez de cuando salía. Probablemente dos ciegos estaban involucrados en todo esto, pero Marcos y Lucas se enfocaron en uno, en el más conocido.
Yo procederé a leer en el evangelio de Marcos.

Vemos entonces a Jesús en uno de sus últimos viajes a Jerusalén pasando por Jericó, antes de ir a cumplir su obra Redentora, como él mismo lo había anunciado:
Marcos 10:45
Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

Me resulta deslumbrante ver en las Escrituras, después de que Jesús explicara su muerte, se nos presenta la historia del ciego Bartimeo que recibió la sanación de su vista.
¿Acaso fue casualidad?
¡Claro que no! Continuemos:
Marcos 10:46 
Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando.
Se dice que todos los mendigos se ubicaban a la salida de Jericó porque ese camino guiaba hacia Jerusalén y como estaba cerca la Pascua judía entonces por ahí transitaba mucha gente y ellos aprovechaban.
Aquel día Bartimeo percibió la presencia de un peregrino especial, se trataba de Jesús nazareno, del que él había escuchado hablar mucho.
Hasta donde podemos saber, Jesús visitó Jericó una sola vez durante su último viaje a Jerusalén. 
Notemos que Bartimeo buscó al Señor en medio de grandes multitudes pero allí nadie lo instó a que clamara a Jesús, ningún amigo le susurró amorosamente al oído: “Está pasando Jesús de Nazaret, ahora es tu oportunidad de oro", ¡No! Bartimeo, ¡Va en busca de Su rostro solo! Va al trono de la gracia, va a Jesús por el oportuno socorro. Veamos:
Marcos 10:47 
Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Sepamos esto amadas, Jesús era descendiente directo de David. Dios había prometido a este rey que su Hijo se sentaría en el trono de Israel para siempre. 
Leamos el pacto de Dios con David:
2 Samuel 7:12
Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.
Ahora en los tiempos de Jesús, los romanos, quienes en ese momento gobernaban el país, no toleraban que nadie hiciera mención de sus reyes pasados, y mucho menos de las profecías de el Mesías que vendría como Rey.
Bartimeo cómo todo judío había oído de esa profecía y la fe en la promesa lo salvó.
Sigamos con la historia:
Marcos 10:48
Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
Vemos acá que aparecen los desalentadores que, en lugar de alentarle buscar a Jesús, estos le reclaman tratando de desanimarlo.
¿Conoces gente así?
¿Qué harías tú?
Los ciegos no tienen muchas distracciones, pero Bartimeo oía voces de desánimo, de reproche, lo querían callar y distraer de su preciada sanidad, Jesús era su única esperanza.
Amadas existen personas que te va a desanimar para no clamar, diciéndote que no eres importante, que no te mereces perdón por tu condición, haciéndote caer en el pesimismo y en la desesperanza.
Este es el triste caso de muchísimos pecadores, que se quedan en la vida sin que nadie les diga nada en cuanto a buscar a Jesús de Nazaret.
Pero este no fue el caso de Bartimeo, él no le dio atención a esas voces y lo mejor aún que no tuvo miedo de los romanos y a pesar de todo, el clamó aún con más fuerzas.
Vemos entonces cómo el hijo de Timeo, lo reconoce como el mesías a Jesús dándole todo el reconocimiento como Rey.
Está declaración fue la antesala a lo que pasaría cuando Jesús entraría triunfante a Jerusalén.
Marcos 11:10
¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!

Continuando con el relato notemos que Jesús no le responde nada al principio a Bartimeo, el Señor había seguido caminando.
Bartimeo lo percibió, los oídos de los ciegos son extremadamente sensibles y por esa razón Bartimeo clamaba más y mas. 
¿Cómo sabemos que Jesús continuaba caminando? 
Porque las escrituras dicen que Jesús se detuvo, y esto implicaba que Jesús había continuado caminando hablando a la multitud que le rodeaba. 
Bartimeo, sintió que Jesús se iba alejando, más y más, y con él, se alejaba la única posibilidad de poder ver.
¿Acaso Jesús ignoró o no escuchó a Bartimeo?
¡Claro que no!, 
Pasado un lapso de tiempo Jesús reacciona.
Él siempre se toma su tiempo para despertar nuestra fe y así hacer una obra maravillosa, él no está apurado, él prueba nuestra fe. sino miremos:
Marcos 10:49 
Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.
Bartimeo acude de inmediato. 
No se necesitó presionarlo y vemos así como después de sus desaforados gritos, Bartimeo lo consigue, logra llamar la atención de Jesús y los que antes le decían cállate, ahora le dicen ten confianza, levántate, Jesús te esta llamando.
Para Bartimeo el verdadero ánimo provenía del hecho de que Jesús lo llamó.
El al escuchar el llamado de Jesús, se levanta de un brinco, está a punto de tener el encuentro más significativo de toda su vida.
¡Qué bello responder así al llamado a una comunión con él!

Entonces Bartimeo se quita todo peso que interpone llegar a él, arrojo su capa que probablemente cuidaba mucho, lo cual era a la vez su manta y abrigo durante la noche.
Marcos 10:50 
Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús.

Amadas Jesús conoce el corazón del que viene en arrepentimiento hacia él, Jesús una vez más demuestra su compasión con este necesitado:
Marcos 10:51 
Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista.

Vemos que Bartimeo no nació ciego, el la había perdido y quería recobrarla y ello hace que el vuelva a buscar a Jesús.
Ahora, Jesús con su pregunta le está dando una oportunidad a Bartimeo, hablar de su necesidad.

Amigas la pregunta de Jesús fue para quién no tenía vista de los ojos, pero sí la del alma y eso te debe de animar, quizá estas en esa ceguera y deberías responder como Bartimeo: "Que pueda ver, Maestro"
Prosigamos:
Entonces Jesús al ver la fe de Bartimeo le declara lo siguiente:
Marcos 10:52 
Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.
Oh amadas, Bartimeo recuperó la vista pero no se fue, sino que seguía a Jesús por el camino. 

¿Te imaginas? Después de tanto tiempo a oscuras, lo primero que pudo contemplar fue la luz del rostro amoroso del Señor, y ya no quiso perderlo de vista nunca más.
Ahora sabemos con certeza que Bartimeo no llegó a creer en Jesús por lo que había visto, ya que Jesús había obrado milagros y muchos ojos habían visto y muchos corazones habían creído.
Como Bartimeo era ciego no pudo creer por haber visto. El obtuvo la salvación no por ver, sino por fe.
Pablo escribió sobre esto:
2 Corintios 5:7 PDT
Pues vivimos por la fe y no por lo que vemos.

Y así una ves más somos enseñadas por nuestro Maestro con sus milagros y encuentros con los que están perdidos y necesitados.
Jesús siempre nos invita a ir a él sin temor y con ánimo, él nos llama a recuperar la paz, a aprovechar Su gracia para recobrarnos de las pruebas y nos dice: 
¡Ten ánimo, levántate!

JESÚS NOS LLAMA, NO IMPORTA NUESTRS CONDICIÓN, ÉL SE DETIENE Y NOS ESPERA EN EL TRONO DE LA GRACIA.

¡Dios con nosotras!

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