LA FE QUE AGRADA A DIOS

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Hebreos 11:6
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Nuestra finalidad al leer cada historia, es aprender de la fe de los que tienen un encuentro con Jesús.
Sabemos que la fe en él, es agradable al Padre, aunque sea pequeña, él se agrada y muchas veces es movido a misericordia.
 
Hoy veremos una historia más dulce de todas: veremos a una madre que está llevando la necesidad de su hija con una fe asombrosa en Aquel que es la inspiración y creador de el amor maternal hacia sus hijos.

Está historia lo encontramos en dos evangelios, en Marcos y Mateo, pero sobre esta mujer no sabemos casi nada, no sabemos su nombre, ni el de su marido, ni el de su hija.
Quizás para Marcos no era relevante el nombre y omite cualquier detalle ya que no era el fin que el perseguía.

Jesús en el camino hacia la región de Tiro y Sidón con sus discípulos, se le aparece una mujer Cananea, Sirofenicia, era griega.
El evangelista Marcos dice que era extranjera. 
La llamaban así para indicar que era gentil, no era Judía.
Por lo tanto, desde el punto de vista judío, era una pagana, o tal como Mateo la describe, una mujer cananea.
Esta mujer viene a él con una petición:
Marcos 7:26
La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.

Ahora Marcos además, nos da un detalle sobre Jesús, que Mateo no.
Marcos 7:24
Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse.

Marcos aqui, describe el deseo de Jesús, de apartarse, e ir en anonimato, quizás cansado y quería apartarse en un lugar tranquilo, así que dejó la tierra de Israel para ir a tierra de gentiles, los habitantes de Tiro y de Sidón eran dados a la idolatría y no se llevaban muy bien con los judíos. 

Pero vemos que en el camino sale al encuentro está mujer y como Jesús nos acostumbra, él cuando va a cada lugar lo hace con propósito, y además en esta oportunidad también era necesario ir a esa región gentil, allí nuestro Señor va a mostrar su poder como Hijo de Dios y sobre todo avergonzar al mismo diablo.
Ya que ella vino a Jesús pidiéndole ayuda porque lo que más amaba en el mundo estaba bajo el control de este.

Sin embargo, todos sus esfuerzos por esconderse resultaron inútiles, porque su fama se había extendido también incluso en este territorio pagano, y una mujer escuchó de su presencia y fue hasta donde estaba él y dar su petición.
Está mujer había escuchado de la fama de Jesús, sabía que descendía de David aún siendo gentil.
Mateo 15:22
Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

Miremos la actitud de la mujer, ella no estaba rogando por sí misma, sino para conseguir una bendición a favor de su hija, ella nos da un buen ejemplo de lo que debe ser la obra de intercesión que los padres debemos llevar a cabo por nuestros hijos.
Esta mujer apela a la misericordia del Mesías. Destacamos que ella lo llama con respeto "Hijo de David" que es un título que pocos Israelitas le dieron a Jesús. 
Amadas su petición es clara: "ten misericordia de mí". Ella no pide algo en especial, sino que el Hijo de David tenga misericordia de ella, y de inmediato le explica el problema en pocas palabras. 
Esta madre le dice que su hija estaba gravemente atormentada, seguramente para ella no era fácil como madre ver sufrir a su hija.
Pero algo sucede con Jesús ante la intersección de esta mujer, miremos:
Mateo 15:23
Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.
Jesús puso algunas barreras a esta mujer. Él que jamás rechazó a nadie ante una petición de misericordia, no le responde, ni una palabra. 
¿Es que acaso Jesús no entendía, Jesús no veía la fe de esta mujer? 
¡Pues claro que sí! ¡Jesús es Dios! Él sabía el dolor y la fe de esta mujer, amadas es claro que Jesús estaba probando la fe y el corazón de la mujer sirofenicia.

Es difícil entender porque Dios actúa así algunas veces, sus pensamientos van mucho más allá de los nuestros y se nos olvida que Él es el creador y nosotras hechura de sus manos. Muchas veces la demora en la respuesta a nuestras peticiones es simplemente la prueba de nuestra fe.
Ahora, ¿seguiremos creyendo que Él puede resolver nuestro problema a pesar de que se demora en contestar?
Continuemos:
Mateo 15:24
Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Amablemente Jesús le explica a ella de su misión: él vino a salvar a las ovejas perdidas de su pueblo Judío y ella no era parte de el, era una gentil, una pagana.
Amadas, el Señor nunca actuó así con nadie antes, ¡qué afirmación más extraña de su parte!
¿Qué quería decir? 
Él estaba diciendo en primer lugar que su plan está todavía cumpliéndose. 
El tiempo para los gentiles todavía no había llegado, tenia que ir primero a Israel, a las ovejas perdidas.
Ella viene sin derechos ni privilegios, lo contrario de los judíos, hijos de Abraham, hijos del pacto.
Pero lo que le movería a compasión a Jesús fue su fe hacia él, lo veremos luego.
Pero lo que está mujer sabía de Jesús fue suficiente para que su fe sea grande. 
¿Tenemos nosotras ese tipo de fe?
Esta mujer puso su fe en la persona correcta, esta es la primera característica de la gran fe.
Entonces ella con reverencia va hacia él y le dice:
Mateo 15:25
Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!

La mujer tenia una gran fe, que también implica arrepentimiento, ella sabe que no era digna, por eso pide "ten misericordia de mi, socorrerme Señor"
Además vemos que, ella tiene reverencia y le llama, le reconoce a Jesús y le da el título como el rey y le trata como tal.
Pero a pesar de esto Jesús continúa dándole excusas:
Mateo 15:26
Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

¿Qué quería decir con esto, Jesús, buscaba a caso humillarla?
Claro que no, el continúa con su plan de amor y Redención.
Ella no se siente humillada, no hay tiempo para ello, ella piensa en su hija y no en ella, su amor va más allá e insiste en su intersección:
Mateo 15:27
Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
!Oh amadas que seguridad de parte de ella!, 
La mujer ni siquiera ha traído a su hija. Ella sabe que Jesús tiene poder para sanar aún en la distancia.
Tanto fue el amor de madre que no le importó aún recibir lo que sobra de la mesa, las migajas aquí cobran valor.
Ella sabía que Jesús, podría ayudarla, y su apelación junto con su fe, mueve el corazón de Jesús:
Pero esta insistencia no surgía únicamente por el dolor y la ansiedad que sentía por el estado de su hija, sino que también manifestaba una fe sólida en el Señor, y por supuesto, una intercesión tan ferviente no había de quedar sin contestación.
Ella estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para conseguirlo, perseveró en su petición y consiguió la respuesta.
Mateo 15:28
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

Amadas miremos, como Jesús reconoce ante todos, incluso de sus discípulos le dice que su fe era grande ¿por qué?
Porque es una fe que tenemos que todas imitar, es una fe que salva. 
La mujer sirofenicia no dudó ni un instante, tampoco se dejó llevar por el orgullo, sino que mostró una humildad de carácter y una fe que impresionó a Jesús, ella sabía quién era Jesús, sabía que podía sanar a su hija.
Continuando con el desenlace de la historia, miremos lo que acota Marcos
Marcos 7:30
Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.
Al llegar a la casa, ella se dio cuenta de que el milagro se había producido, comprobó que efectivamente una migaja de la mesa del Señor había sido suficiente provisión para su gran necesidad. 
El Señor sanó a la niña a distancia, por medio de su palabra.  
Su hijita había recobrado la paz gracias a la infinita misericordia de Jesús, a pesar de no merecer nada, él actuó.

Para finalizar amadas acoto que, el conocimiento que tengamos sin fe y reverencia al Señor no sirve mucho.
Cuanto más conocimiento tengamos mayor debería ser nuestra fe.
Ahora reflexionemos con estas preguntas:
¿Cómo es nuestra fe? ¿Débil y fluctuante? O ¡Fuerte y solida!

UNA FE FUERTE ROMPE BARRERAS PARA LLEGAR AL MISMO CORAZÓN DE DIOS.

¡Dios con nosotras!

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