SIN CONDENACIÓN

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Sin condenación

Romanos 8:1
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Esto significa que a las que hemos puesto la fe en Cristo como nuestro Señor y Salvador ya hemos sido libradas del juicio de la ley y por lo tanto no hay condenación.
Entonces tendremos vida eterna y paz.

Amadas las saludo deseando que el mensaje de hoy sea un aliciente para tu corazón.
La condenación es muy dolorosa, basta recordar el pasado por un momento y volver ilesa y sin culpa.
La culpa es una carga que Dios jamás desea que la llevemos, Jesús ha cargado nuestra condenación mediante Su sacrificio en la cruz para perdón de pecados.
De esto y más nos hablara nuestra amada hermana Evelin Díaz, escuchemos:

Hermanas Dios las bendiga, me encuentro feliz de estar otra vez con ustedes en un nuevo encuentro, hoy les hablaré sobre un tema muy recurrente en los creyentes al iniciar su vida cristiana, me ha pasado a mi y estoy segura que a ti también, hablaré sobre la condenación y como vivir sin ella.

La palabra "condenación" viene del griego katakrima, y significa sentencia o pena, con referencia al juicio Divino contra el pecado.

¿Alguna vez has experimentado un vago y nebuloso sentido de condenación?

A veces pensamos que Dios está en nuestra contra y nos entra temor, vergüenza y dudas por que satanás nos ínsita a pensar que Dios no es capaz de perdonar mi gran pecado y lo peor aún, es que, el enemigo de nuestra alma nos lleva a recordar el pasado para sentirnos culpables y condenadas, esa es su tarea.

Satanás es nuestro enemigo número uno, opera como acusador su nombre lo dice, porque Satanás significa acusador, adversario y difamador.

La Biblia enseña que Satanás es el acusador de los hermanos, y él busca traer condenación y culpa a nuestras vidas como se afirma en:
Apocalipsis 12:10
Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

Satanás está al asecho, esperando que caigamos en alguna debilidad para ir delante del Padre e ir a acusarnos, y así poner esa culpa en nosotras, pero si estamos desprovistas de Su palabra con seguridad caeremos.
Sin embargo, tenemos la autoridad como hijas de Dios para resistirlo y declarar la verdad de la palabra de Dios sobre nuestras vidas con valentía como lo hizo Jesús en el desierto, leamos:
‭Santiago 4:7 
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 

Hermanas nuestra lucha sobre la tierra no es fácil, es una batalla de 24 horas y 7 días a la semana, satanás no está dispuesto a darle reposo a ninguno que sea hijo de Dios.
Veamos unos ejemplos de como trabaja satanás: recordemos a Job
Job 1:6-9
Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?

Hermanas si nosotras no supiéramos las artimañas y maquinaciones del enemigo descritas en las Escrituras, seguro que actuaremos con duda al pelear la batalla de la fe, que es el blanco dónde satanás ataca.
Este adversario sabe que sin fe hacia Dios seremos destruidas y no le agradaremos.

El acusa a Dios ante la gente, haciendo que Dios se lleve la culpa de todo y diciendo que no hay que confiar en Él.
Su objetivo es que pensemos que tenemos un Dios dictador, un Dios  injusto.
Satanás nos condena y nos hace sentir culpables, no necesariamente por un pecado particular sino mediante un sentimiento general y vago de culpabilidad. 
Veamos otra artimaña de satanás:
Zacarías 3:1-5
Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es este un tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado a ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.

Esta conmovedora historia acerca de un encuentro misterioso entre Dios, el enemigo y un hombre, nos deja ver el amor y la misericordia de nuestro Creador al traer limpieza y no condenación sobre el acusado.
!Que maravillosa escena!

Alguien dijo una vez:
Cuando el enemigo te recuerde tu pasado, recuérdale tú, su futuro.
Y es así, reprensión es lo que le espera al enemigo al estar presto acusar a los hijos de Dios, él un día no muy lejano será echado al infierno y a sus ángeles a un lugar que ya Dios tiene preparado para él. 
Mateo 25:41
Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Sepamos esto: Satanás anda buscando manchas en nuestras vestiduras, él quiere que en nuestras vidas haya suciedad espiritual.

El sabe que le queda poco tiempo, él sabe que un día será lanzado fuera y que no podrá acusarnos más, por eso no toma descanso en su deseo de destruirnos y de hallar algo de que acusarnos ante Dios, así el mismo tenga que poner la piedra de nuestra caída.
Recordemos lo que dice en:
1 Pedro 5:8
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.

Ahora bien, los aspectos más significativos del evangelio es que, a causa de nuestra fe en Cristo y un arrepentimiento genuino, hemos sido perdonadas, justas y liberadas de toda culpa ante los ojos de Dios, leeamos:
1 Juan 1:9 
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Esto significa que todos nuestros pecados pasados ​​han sido cubiertos por la sangre de Jesús, y ya no somos consideradas culpables por ellos, somos perdonadas y aceptadas por Dios.
¿Crees esto?

Por otro lado hermanas, que importante es nuestra conducta, ante el mundo, si ya nos hemos arrepentido tenemos que practicar la verdad, nuestro testimonio es el punto de observación de satanás, el ve si somos o no prudentes, sabias en medio de la batalla y como nos conducimos.
Dios solamente nos pide que andemos en su camino, viviendo en obediencia, viviendo en espíritu y no en la carne para no ser acusada y de esa manera el enemigo no podrá tocarnos.
Leamos lo que Pablo aconsejo a Tito y que debemos nosotras practicar:
Tito 2:6-8
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.

Amadas, podemos vivir en libertad, la muerte y resurrección de Jesús garantiza nuestra libertad de la culpa y la condenación. Ya no estamos atadas por nuestros pecados pasados ​​ni por las acusaciones del enemigo. Vivamos en la libertad y el poder que proviene de saber que somos perdonadas, aceptadas, con una nueva vida y una conciencia tranquila.
Mira lo que nos dice Pablo en:
Romanos 5:18  N T V
Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos, pero un solo acto de justicia de Cristo trae una relación correcta con Dios y vida nueva para todos.

Amadas les pido encarecidamente que no olvidemos esta verdad:
Es que a través del sacrificio de Cristo por nuestros pecados, hemos sido perdonadas y hechas justas a los ojos de Dios.
Leamos:
‭2 Corintios 5:21 
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Esto significa que ya no estamos bajo la condenación de la ley, sino que hemos sido declaradas justas por la fe en Cristo. 
Como hijas de Dios tengamos la certeza de que somos aceptadas por Dios y tenemos el derecho de acercarnos a él con confianza, gracias a los méritos de Cristo, tenemos acceso al trono del Padre.
¿No es maravilloso esto?
Leamos:
Hebreos 4:16
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Hermanas en esta batalla contra la condenación, hay un ganador y es Cristo. Él ya venció la culpa, la vergüenza y la condenación en esa cruz, tengamos confianza, él ya nos aceptó, nuestro Padre celestial ya no está en nuestra contra. 
Ya no tenemos por que sentirnos culpables, el arrepentimiento genuino ha limpiado nuestras conciencias. 
Como señaló Corrie Ten Boom: 
«La sangre de Cristo es como las lágrimas de los ojos que limpian las manchas de suciedad».

Amadas no estamos solas lidiando está pelea de la mente, tenemos un Ayudador, al Espíritu Santo, él nos convence de nuestro pecado y siempre lo hace de forma específica y al darnos convencimiento vamos al arrepentimiento de corazón y Dios nos da Su paz y tranquilidad.

Llegará un día en que la autoridad de Cristo nos revestirá de salvación y nos hará libres para siempre, al ser presentadas como justas delante de Su trono, no por méritos nuestros, sino por la obra redentora de Cristo.
Por la fe creemos que Dios nos ha vestido con ropas limpias, con ropas de gala y nos ha santificado, leamos en nuestra biblia:
Isaías 61:10
En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.

Y para ti amiga que me escuchas que aún vives en la condenación, hay una noticia para ti: El amor de Cristo ganó en la cruz, hay aceptación y valor allí para ti también, el amor de Dios demostrado en su Hijo, te devolverá la libertad de toda culpa por tu pecado y si vienes a él con arrepentimiento y crees en su sacrificio santo por ti, serás absuelta de toda condenación por el poder de la cruz, sino mira lo que dice:
1 Juan 4:10
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

Amada estoy segura que a medida que vayas conociendo al Padre amoroso, conocerás tu posición como su hija, y tomaras autoridad para rechazar los sentimientos de culpa y condenación que viene del enemigo.

Para finalizar les pido hermanas que no escuchemos esa voz de condenación del enemigo de nuestra alma, más bien escuchemos a Aquel, que por amor nos redimió, nos salvó, muriendo en ese madero por nosotras, pagando con Su vida para que justamente tengamos nueva vida con Él y en Él, tomate un momento para leer, memorizar y creer este versículo:
2 Corintios 5:17
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
¡Amén!

LA CONDENACIÓN YA NO EXISTE MÁS EN CRISTO, CON SU AMOR Y PERDÓN TENEMOS GOZO, PAZ Y LIBERTAD.

¡Dios con nosotras!

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