HABLANDO CON SABIDURÍA
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Efesios 4:29
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Seguramente habrás oido estudios que dicen, que muchas de nosotras las mujeres tenemos muchas más palabras que queremos hablar que el hombre promedio, puede ser de bendición y la vez muy peligroso, se puede hacer daño, si la lengua no está bajo el control del Espíritu Santo.
En el antiguo testamento vemos a una madre que da consejo a su hijo el rey de como sería una mujer maravillosa y le resalta una viirtud que vamos a leer juntas:
Proverbios 31:26
Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.
Esta mujer es una esposa ideal para él, tan solo escuchar de como se expresa, dice mucho de ella.
Está mujer virtuosa no es conocída por palabras ociosas, por palabras despectivas o por demasiadas palabras, pero si es conocída por palabras sabias enseñadas con amor y acompañada de misericordia.
Siempre que leo el libro de Cantares me maravillo en la conversaciones largas de un novio con su novia, los estudios dicen que es un libro donde vemos como símbolo excelso del A T de la alianza con Dios con Israel, y en el nuevo testamento la relación de Jesús con su novia: su iglesia, su amada, declarando su amor con un maravilloso poema muy sublime y estoy de acuerdo, pero ahora solo me quiero referir a una de la más bella declaración, del novio a ella, exaltando su manera de hablar, miremos:
Cantares 4:11(a)
Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; Miel y leche hay debajo de tu lengua.
El Amado compara las palabras de su amada con la miel y leche, sus palabras gotean como el panal.
Pensemos un momento ¿cómo sale la miel del panal? la miel pura, no adulterada:
¿Sale a borbotones? No ¿Es rápida y fluye como un arroyo? No.
Entonces vemos que la miel no es como lo mencionado anteriormente, la miel sale muy lentamente, una gota a la vez.
Él novio usa la analogía para alabar a su amada.
Las palabras de la novia no brotan rápidamente, ella no deja escapar todo lo que piensa, sino por el contrario sus palabras las mide, las controla.
Tenemos que ser entrenadas para eso, ser capaces de decir todo lo que pensamos, lo que sea y donde queramos, con prudencia.
Cómo mujeres de Dios debemos dar el lugar a el espíritu Santo para que tome control de nuestras palabras.
Ahora, "Miel y leche hay debajo de su lengua" le dice Él novio a su amada.
La miel habla de dulzura, la leche refuerza lo que es débil.
Por lo tanto:
¿Nuestras palabras endulzan o refuerzan a los que oyen nuestro mensaje?
¿Qué estamos hablando?
¿Hemos examinado en estos últimos días nuestra manera de hablar?
A continuación veamos a él novio como resalta la pureza de ella:
Cantares 4:12
Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; Fuente cerrada, fuente sellada.
Vemos en esta declaración del novio que su amada estaba separada para él y estaba confiado de ella, nadie podría entrar en su corazón por qué ella era un jardín cerrado.
Como la Iglesia de Jesús debemos ser distinta a él mundo, reservadas para él por amor.
No solamente la actitud de lo que se habla, sino que palabras usamos en el día a día.
Si estamos en falta:
¡Corramos a Jesús!
NO permitamos decir nada que pueda deshonrar al Señor,
Hablemos la verdad, y no cualquier cosa que pueda ser dañina o destructiva, sino para edificar y construir a otras.
Evitemos hablar neciamente a veces es de sabias callar:
Proverbios 10:19
En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente.
El libro de los proverbios nos advierte que nuestras palabras pueden edificar o destruir, dar vida o matar:
Proverbios 18:21
La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.
¡Tengamos cuidado de nuestras palabras!
Alguien escribió:
A las palabras no se las lleva ningún viento, cada palabra destruye o edifica, hiere o cura, maldice o bendice.
Hermanas que nuestras palabras, a través de toda la vida, sean edificantes; más allá de si se las lleva el viento o no.
Ahora todas somos dulces, amables y sabias cuando estamos en público, en la iglesia leyendo La Biblia o escuchando algún estudio bíblico, Pero ¿Que hay de aquellas palabras que hablamos cuando estamos entre las cuatro paredes de nuestros hogares y de las palabras que decimos en nuestros momentos de descuido, o las palabras que hablamos cuando nos vemos en aprietos y las circunstancias no salen como habíamos planeado o esperado? ¿Son palabras dulces como la miel que destila de un panal de abejas?
Nuestro amado Señor en uno de sus sermones enseño a sus discípulos sobre el corazón y de lo que hay en el,
Lucas 6:45
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Jesús nos anima a qué revisemos lo que abunda en nuestro corazón ya que, lo que haya dentro saldrá al exterior.
Jesús en otra oportunidad les dijo a sus seguidores que son malos de corazón y aseguró que en el día del juicio final todos van a explicar lo que hablaron haciendo daño a los demás, miremos:
Mateo 12:36
Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
Las palabras que hablamos importan de verdad, a veces en vez de herir tambien tienen un muy buen efecto cuando alguien encuentra las palabras justas en la ocasión adecuada tiene algo hermoso para los oyen.
Proverbios 25:11
Manzana de oro con figuras de plata, es la palabra dicha como conviene.
Aveces me encuentro como que no puedo detenerme en una charla con alguna hermana, es como ese arroyo ruidoso cosas que salen de mi boca, brotan y brotan que tengo que decir ¡ALTO!.
Es en ese momento es donde el Espíritu Santo de Dios viene en mi ayuda.
Es importante encomendar aún nuestros pensamientos y conversaciones antes de tener algún encuentro o charla con una amiga o hermana.
Como el salmista nos exhorta a pedir ayuda:
Salmos 141:3
Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios.
Debemos tener la necesidad de que Él señor ponga freno a nuestra lengua.
Ahora si somos débiles al hablar, debemos alejarnos de la multitud si es posible, llegar a casa y entrar al santuario secreto y que nuestro espíritu se una con el Señor y decirle:
"Señor necesito que controles mi lengua de manera que lo que diga sea dulzura, bondad bendición, que beneficie e edifique a los demás"
Amadas para finalizar digo que es muy importante que tengamos nuestras mentes y nuestros corazones llenos de Su palabra, de modo de lo que hablemos, lo que salga sea el desbordamiento de Su palabra, de Sus pensamientos, Sus caminos y Su corazón.
Atesoremos su palabra para decir como el salmista:
Salmos 119:11
En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.
Que nuestro hablar sea con sabiduría y bendiciones a las que nos rodean y que brote de nuestros labios, solo alabanza y canticos espirituales a nuestro amado Señor.
Necesitamos convertirnos en mujeres llenas del Espíritu Santo y de su Palabra, rendir nuestras vidas para que otras mujeres también lo hagan.
LA MUJER SABIA HABLA CON PRUDENCIA Y CONTROL, PORQUE ESTÁ LLENA DEL ESPÍRITU SANTO.
¡Dios con nosotras!
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