DÁNDOLE LA GLORIA A DIOS

DÁNDOLE LA GLORIA A DIOS
Salmos 29:1‭-‬2 
Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.

Glorificar a Dios es exaltar sus atributos tales como su santidad, fidelidad, misericordia, gracia, amor, majestad, soberanía, poder y omnisciencia, por nombrar unos pocos, recordándolos una y otra vez en nuestras mentes y contándole a los demás acerca de la extraordinaria naturaleza de la salvación que él ofrece.
1 Crónicas 16:23
Cantad a Jehová toda la tierra, Proclamad de día en día su salvación.
 
La palabra gloria, da la idea de la grandeza de esplendor, dignidad, honor, alabanza y exaltación.
Entonces descubrimos que glorificar a Dios significa reconocer su grandeza y darle el honor alabándolo principalmente porque él y solo él, merece ser alabado, honrado y adorado. 

En nuestra adoración debemos poner a un lado nuestra naturaleza carnal para dedicarle todo nuestro ser a Dios. 
A medida que adoramos al Señor de los cielos y la tierra, experimentamos la belleza de Su santidad.
1 Crónicas 16:25
Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los dioses.

Amadas decidamos entonces darle gloria a Dios siempre para tener razones de celebrar.
Las razones para darle gloria a Dios nunca se deben de agotar.

Ahora en las Escrituras nos da una mandato de darle solo a él la gloria.
Salmos 115:1
No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad.
Con este salmo el salmista nos da un mandato de no retener la gloria que solo le pertenece al Señor.
No le podemos quitar a nuestro Dios algo que desde el principio ya es de él.
Isaías 42:8
Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.
No debemos ni siquiera intentar robarle un poquito de Su gloria a nuestro Padre, nada hay en nosotras, no hay ningún merito alguno para pensar que merecemos alguna alabanza, ni siquiera a ídolos tallados, Dios no comparte su gloria con nadie,

Amadas una de las respuestas de nuestro corazón por lo que ha hecho Dios por nosotras, es de adoración.
Además, al ser alcanzadas por su amor inagotable y misericordia el resultado debe ser de exaltación, honra y la gloria debida a su nombre.
Jeremías 20:13
Cantad a Jehová, load a Jehová; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos.

Debemos saber que, según en que esté inclinado nuestro corazón, será el resultado de nuestra adoración.
A menudo nuestro corazón se inclina a ídolos que tienen pies y no caminan, tienen ojos y no ven, oídos y no oyen, tienen boca y no hablan, narices y no huelen, manos y no palpan.
Y así vamos, con nuestro necio corazón dando alabanzas a esos ídolos que son incapaces de hacer algo con algún valor y finalmente terminamos siendo como ellos y confiando en esos ídolos.
Salmos 115: 8
Semejantes a ellos son los que los hacen, Y cualquiera que confía en ellos.
Vemos aquí, que al adorar a ídolos nos convertirnos en aquello a lo que adoramos y seguimos a quienes no valen nada. 
El tema de la gloria a Dios recorre a lo largo de las Escrituras declarando su objetivo: 
"todo hombre debe darle el primer lugar" Veamos:
Filipenses 2:11
y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Hermanas debemos de poner nuestra nuestra fe en él y adorarle, la fe puesta en el Dios correcto hará que nos volvamos semejante a él.

Veamos mis amadas que Jesús es un gran ejemplo de cómo dar la gloria a Dios, él le daba todo el reconocimiento a su Padre, lo enseño a sus seguidores:
Juan 8:54
Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios.

Jesús en su recorrido en la tierra, siempre exaltó a su Padre, le dio la gloria en todo momento, le daba el lugar correspondiente, el reconocimiento por Su poder.
Jesús siempre que oraba al empezar alababa a su Padre.
Vemos un ejemplo de ello en:
Mateo 11:25 (a)
En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra...

En la hermosa oración que dejó como enseñanza, Jesús empezó glorificando a Su Padre, eso indicaba humildad de parte de nuestro Señor y no es por que sea menor que su Padre, sino demostraba con ello reverencia y obediencia con su exaltación, reconociendo que es Santo, glorificando así Su nombre.
Mateo 6:9 
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Imitemos a Cristo en obediencia y humildad, tomemos la actitud de adoración que lleva a darle la Gloria al Señor.

Vemos también otra oración registrada en Juan 17 una de las últimas oraciones intercesoras, allí también Jesús oro pidiendo que la gloria sea vista ante todos a través de él.
Juan 17: 1
Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti.

Jesús nunca pensó en sí mismo siempre estuvo dispuesto a obedecer la obra que el Padre le encomendó hacer antes de la fundación del mundo, 
Juan 17: 4-5
Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
La obediencia de Jesús al aceptar dar su vida por nuestros pecados, fue la mayor forma de exaltación hacia Dios, allí en su dolor proclamó que solo a Dios se debe honrar.
Jesús sabía que al terminar la obra, él tendría un lugar predilecto, un lugar lleno de gloria y majestad en el cielo, en su trono al lado de su Padre, siendo alabado por ángeles y por sus santos redimidos.

Por otro lado también glorificamos a Dios cuando respondemos al llamado con responsabilidad a nuestros roles, en nuestros hogares, en la congregación sirviendo con nuestros dones y talentos como al señor le agrada, llevando una vida de adoración y ser de buen testimonio ante el mundo, para que él se lleve toda la gloria.
Cuando somos corregidas por Dios y respondemos a ello con humildad, también es una forma de glorificar a Dios.
A menudo, Dios utiliza las pruebas  para darnos cuenta a quién estamos adorando, como dije anteriormente: "nuestro corazón responderá según donde está rendido", lo ideal es que glorifiquemos a Dios en medio de la prueba, con temor y reverencia.
1 Crónicas 16:25 
Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los dioses.

Un día todos los pueblos glorificaran a Dios, mientras ese momento llegue fijemos nuestros ojos en Él, démosle toda la gloria debida contemplado la belleza de su resplandor Santo y temible.
Las Escrituras dice en
Apocalipsis 15:4
¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.

Oh amadas que importante es obedecer a Dios en todo, y Su nombre sea engrandecido, exaltado a través de ser hacedoras de Su palabra y en nuestra forma de vivir.

Entonces que nuestra exaltación mas sublime este dirigida al creador de todo, al dueño y gobernador de la tierra y, no a otro dios.
Amadas tener la correcta reverencia y entendimiento al glorificarle, se revela la verdadera belleza de Dios Mismo, la belleza de los ángeles dándole gloria en los cielos y la belleza de los santos dando el reconocimiento al Dios Supremo en las congregaciones.
¡Que toda alabanza sea para nuestro creador!
Judas 1:25
al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.
¡Si amén!

SOLO DIOS SEA GLORIFICADO EN LOS CIELOS, EN LA TIERRA Y DEBAJO DE LA TIERRA, SOLO A ÉL TODO RECONOCIMIENTO.

¡Dios con nosotras!

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