LA FE EN CRISTO NOS SALVA

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LA FE EN CRISTO NOS SALVA
Salmos 62:1
En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación.

A Jesús siempre le rodeaban la multitud, unos escuchaba sus mensajes, otros se acercaban a él buscando sanidad.
Hoy veremos y aprenderemos de la fe de una mujer impura que tenía un flujo de sangre que no cesaba.
Jesús iba de camino a la casa de Jairo, ya que su hija se encontraba en sus últimos momentos; en medio del estrujamiento de la multitud, estaba ella, una mujer necesitada de sanidad.
Las Escrituras no indica su nombre, quizás para que nos identifiquemos con ella y con su historia de dolor:
Ella estaba perdida en medio de tanta multitud, llena de temor, angustiada, atormentada y necesitada de un Salvador, ella está dispuesta ir hacia él y actúa
con fe inquebrantable:
Marcos 5:27
Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
La fe de esta mujer en pensar que sería sana al tocar el manto de Jesús se basaba en que ella oyó alguna vez del Mesías, oyó que vendría un Redentor y ahora lo tenía cerca de ella, sabía de Jesús, sus milagros y de sus enseñanzas.
Ella tenía fe porque había escuchado a la palabra, al verbo hecho carne y es así, porque la fe viene siempre por oír la palabra:
Romanos 10:17
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Mis amadas no olvidemos que cuando Él Padre ve nuestra necesidad y deseo de ir a Él, nos espera, nos acepta y somos enviadas por Él Padre hacia su Hijo y Jesús lo sabe:
Juan 6:37
Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
Dios puso fe en el corazón de esta mujer y eso la guío hacia Jesús.

Esta mujer había sufrido durante doce años, había gastado todo lo que tenia ahorrado en médicos y nada le hacía bien, le iba peor, un día ella escuchó que Jesús pasaba por su ciudad, y meditaba en su corazón que al tocar el manto de Jesús obtendría su sanidad y por consiguiente su salvación.
Marcos 5:28
Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
¡Ella entendió que la fe en Cristo nos salva!

Esta mujer estaba deseosa de tocar el manto.
Está historia de anhelar algo me recuerdan a Rut.
Rut también estaba deseosa de que el manto de Booz se extienda sobre ella. Rut quería ser redimida, rescatada y protegida, necesitaba un Redentor:
Ruth 3:9 NTV
¿Quién eres? preguntó. Soy Rut, su sierva contestó ella. Extienda sobre mí el borde de su manto ya que usted es el redentor de mi familia.

Vemos entonces que ella en medio de tanta multitud, con temor de ser expuesta y descubierta de su condición (inmunda por su flujo) anhela tocar el manto de Jesús.
Está temerosa porque en ese tiempo había una ley que le prohibía a las mujeres salir cuando estaban con su periodo menstrual, y menos aún si su periodo no cesaba, no podía estar rodeada de la gente, porque todo lo que tocaba sería inmundo.
Levítico 15:19 y 25
Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocara será inmundo hasta la noche.
Y la mujer, cuando siguiere el flujo de su sangre por muchos días fuera del tiempo de su costumbre, o cuando tuviere flujo de sangre más de su costumbre, todo el tiempo de su flujo será inmunda como en los días de su costumbre.

Esta mujer inmunda viene dentro de la multitud, para tocar aunque sea el borde del manto de Jesús, ella tenía fe que al tocarle sería sanada, ella debía pasar por desapercibida nadie tenía que verla de lo contrario sería castigada, tenía que estar aislada pero a ella no le importó, sólo quería llegar a Jesús.
Ven mis amadas esta mujer está confiando y creyendo que será salva por Jesús, ella había escuchado del Mesías y que su manto era santo, por eso ella corre hacia él, ella está cansada de el rechazo y el desprecio de la gente, ella anhela tener además una comunicación con su familia ya que se encontraba aislada.
Quizás además de su enfermedad había un pecado del pasado que la atormentaba al estar separada de Dios, y arrepentida después de doce años ella quiere ser perdonada, volver a su vida normal, ella busca protección de la gente que la condena y desea descansar bajo la sombra del Omnipotente:
Salmos 91:1
El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Vivir bajo sus mandamientos y el abrigo de sus alas en oración constante, es estar bajo la protección del Omnipotente, ella lo sabía, porque hay menos ataques que recibiremos, porque estaríamos protegidas del dardo del enemigo.
Esta mujer quería estar bajo esa protección y corrió a tocar el manto de nuestro Señor.
Ella tenía un plan: tocar el manto del Señor pero unos pasos la separaban del preciado manto y su sanidad, tenía que llegar, se esforzó y lo logró ¡Sucedió! Si, su plan se había consumado exitosamente, ella tocó el manto y estaba sana:
Marcos 5:29
Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
Hermanas, ella después de haber sentido la sanidad en su cuerpo, sale temerosa y temblando por lo que había hecho, era como si hubiera robado una joya, ella había transgredido la ley, camina como huyendo pero de pronto se detuvo al oír la voz de su Salvador:
Marcos 5:30
Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
Jesús miraba al rededor y sus discípulos le aclaran que había mucha gente y que obviamente alguien lo tocó.
Jesús buscó quién le había tocado, acaso ¿Jesús no lo sabía? ¡claro que Si!
Él sabe lo que hay en el corazón del hombre.

Jesús sabia quien había salido de la multitud a tocarle, Jesús con su pregunta quería darle una oportunidad a ella para identificarse y correr a él a decirle:
¡necesito ser salva, perdóname Señor!
Muchas veces nuestro Señor busca que las personas que están separadas de él por el pecado o alguna enfermedad le digan:
¡sálvame, redímeme ya no quiero estar en la esclavitud del pecado y enfermedad!
Amadas, con esta pregunta nuestro Señor quería confesión, buscaba que la mujer sea quien confiese su falta, porque no estaba permitido para ella tocar a nadie por su inmundicia.
Su inmundicia no contaminó a Jesús porque Su santidad tiene poder ante el pecado.
Mis hermanas al confesar estamos reconociendo públicamente que somos pecadoras, que solo él puede perdonarnos.
Está mujer tuvo convicción de pecado en su corazón y va hacia él con reverencia:
Marcos 5:33
Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
Esta mujer al postrarse delante de Él, renuncia a la mentira, al ver el milagro de Dios en su vida solo podía decir y hablar la verdad ya lo tenía todo, si tenía sanidad, perdón ¡tenía a Jesús! tenía al frente de ella a la verdad.
Jesús no desprecia al corazón arrepentido, humilde lleno de fe en él.
¿Recuerdan mis amadas que lo mismo nos pasó a nosotras cuando fuimos rescatadas, liberadas del pecado, enfermedad o azote?
Queríamos hablar la verdad y nuestro corazón empieza actuar en fe, esa fe que viene justo por oír la verdad (palabra de Dios)
Cuando actuamos con una fe reverente , Dios se agrada sino miremos lo que pasó:
Marcos 5:34
Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
¡Hija! le dijo, ella oye la voz de un Padre compasivo.
Ella creyó, volvió, retornó y tuvo fe en Dios que era capaz de perdonar restaurar, sanar y sobre todo salvar.

Amadas hermanas, después de ser redimidas por la obra de nuestro Señor Jesucristo, Dios nos adopta como hijas y comienza una relación con nuestro Padre del cielo.
¡Gracias a Dios que nos lleva a Jesús!

Amiga, si deseas experimentar la salvación de Jesús, hoy como esa mujer extiende tus manos al él con fe, para ser liberada de la esclavitud del pecado, además pídele que sea la luz en tu caminar en libertad, para que lo adores, exaltes por su perdón y amor por ti.

También nosotras alzamos las manos al cielo para agradecer por su salvación e infinito amor y le decimos:
¡Abba Padre¡ (¡Papito!)

NUESTRA FE, AGRADA A DIOS Y COMO RESULTADO SOMOS  LIBRES DE ENFERMEDADES, DE PECADO Y SOMOS LLAMADAS SUS HIJAS.

¡Dios con nosotras!

Comentarios

  1. Muchas gracias primero a Dios xq de alguna manera yo estaba igual quería ser rescatada hasta q por medio de su Espíritu Santo me hizo sentir q tenía q buscarlo y acercarme a él. Gloria a Dios por cada milagro. Cristo les bendiga y muchas gracias x esta palabra.

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    1. Amén.
      Gracias a usted por valorar lo que Dios le dice.
      Un abrazo.

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