EL DIOS DE LOS DESIERTOS

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El Dios de los desiertos


Oseas 2:14
Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.

Amadas que el Señor las bendiga y que su generoso amor esté con ustedes, hoy voy hablar de un lugar que pocas queremos estar, voy hablar de los desiertos, más específicamente del desierto espiritual. 

En el desierto espiritual, nos enfrentamos a nuestra propia debilidad y limitaciones. 
Pero es allí donde Dios nos encuentra, nos transforma y purifica.

Ahora, hablar de desierto nos lleva a pensar en un lugar árido, un lugar de sequedad, oscuridad y soledad. dónde no hay vida, 
No queremos estar allí, pero muchas veces Dios usa ese escenario para hacernos dependientes de Él, estamos muy cómodas en lugares donde tenemos todo a mano y pensamos que lo tenemos todo, nos volvemos autosuficientes, por eso es necesario el desierto y tener un encuentro con Dios para quitarnos todo lo que no es de él y escuchar al Señor.

Amadas en el desierto, aprendemos a confiar en Dios y no en nosotras mismas.
No olvidemos que el desierto es el camino hacia la tierra prometida.

El desierto nos invita a considerar la historia del pueblo de Israel, quienes tuvieron que atravesar el desierto durante 40 años antes de entrar en la Tierra Prometida. 

Deuteronomio 8:2
Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.

Vemos aqui que el pueblo de Dios, en medio de la aridez y las dificultades, aprendieron lecciones valiosas y experimentaron la providencia y fidelidad de Dios, realmente allí, ellos conocieron al Señor. Y el profeta 
Oseas lo confirma en 13:5 
Yo te conocí en el desierto, en tierra seca.

Ahora, transitar un desierto espiritual puede ser el resultado de diversas causas. 
A continuación, te presento algunas posibles razones: 
Hay razones internas como la duda, falta de fé, rebelión contra Dios, desobediencia a Su voluntad, orgullo y autosuficiencia.
También hay razones externas como:
Pruebas, tribulaciones, persecución, duelo, oposición y enfermedad.
Y por último causas espirituales como:
Ataque del enemigo, necesidad de purificación y santificación, aprendizaje de la humildad y maduración espiritual.
Recuerda que el desierto espiritual puede ser una experiencia difícil, pero también es una oportunidad para crecer y profundizar nuestra relación con Dios, siendo su deseo que crezcamos en fe, en obediencia y dar frutos.
Así que Dios llevó a Israel al desierto de manera intencional por un tiempo. Todo era parte de su plan, los humilló, pasaron hambre, pero a la vez hubo provisión, leamos
Deuteronomio 8:3 
Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

Ahora vemos aqui que estando en el desierto no hay falta de provisión.
Nuestro Señor en la prueba nos expone como está nuestro corazón y por consiguiente queda expuesto a los que nos rodean, todo es expuesto y no hay nada oculto para Dios, Él es imparcial y todas seremos probadas por igual.

Nuestro Padre no nos trae al desierto para satisfacer Sus deseos, si no para reveer, para que sepamos cuál es nuestra condición y para examinar nuestro corazón, nuestro Padre como Omniciente conoce la profundidad del mismo y más aún nuestras actitudes.

Por otro lado somos rápidas para olvidar lo que Él hizo por nosotras, en otras palabras el desierto sirve como recordatorio de sus bondades, el Señor dió está advertencia a los Israelitas cuando estaban por el desierto:
Deuteronomio 8:12 y 14
No suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

¡Nuestro Padre promete cuidarnos en el desierto, Su mano estará sobre nosotras cuando transitemos uno.
Y de eso continúa hablando Dios a su pueblo en:
Deuteronomio 8:16
Que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien.

Vemos entonces que el desierto es un lugar de prueba y es para nuestro bien, ya que todo lo que hace Dios es bueno.
Pasamos muchos desiertos en la vida, pero lo mas hermoso es que nunca vamos solas, Él va siempre a nuestro lado. 
El desierto es el lugar favorito por nuestro Padre para probarnos ya que cuando estamos allí somos mas vulnerables, más frágiles y ya no podemos luchar más contra Él.

Dios nos deja una advertencia en Su palabra por si acaso nos olvidamos de Él o levantamos el puño hacia el cielo estando en el desierto, amadas si fuere así, las consecuencias serán dolorosas, leamos esta advertencia:
Deuteronomio 8:19
Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis

La queja en medio del desierto no le agrada al Señor, si el permite que transitemos uno, es por qué lo necesitamos, ya que es un lugar donde nadie interrumpirá el obrar de Dios.
Si bien es cierto el desierto trae dolor, porque son cambios que no queremos hacer, cosas que no queremos soltar, aún hay comodidades que dañan nuestra efectividad para dar la gloria a Dios, estos pecados no nos dejan brillar ya que traen oscuridad a nuestra vida.
Como hijas de Dios tenemos un llamado a darle la gloria a Dios en medio del desierto.

No obstante estar transitando un desierto espiritual, puede ser una experiencia desafiante, pero también llena de oportunidades para crecer y profundizar nuestra fe.
El desierto para nosotras representa como lo mencioné antes, una prueba, la relacionamos así y es que a través de ellas aprendemos a buscar a Dios, las pruebas nos ayuda a perfeccionar y construir el tipo de carácter que necesitamos para poder entrar en el Reino de Dios. 
Somos probadas por nuestro Señor en todo tiempo.
Muchas veces el desierto se convierte un lugar de soledad, silencio y de prueba para purificar y fortalecer nuestro corazón.
Recuerda que el Espíritu Santo llevo a Jesús a un desierto para ayunar, orar y ser tentado.

Mateo 4:1 
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 

Si Dios mismo permitió que Su hijo llegue al desierto, también lo hará con nosotras, para obtener un resultado de dependencia y sumisión a él.

El propósito de Jesús en el desierto es un tema fundamental en la Biblia ya que vemos que fue para preparación de su ministerio, humanamente hablando.
Este tiempo de preparación fue crucial para su ministerio.
En el desierto, Jesús enfrentó tentaciones de Satanás:
Si, en el desierto muchas veces vendrá el enemigo a tentarnos, el quiere que nos quedemos allí para siempre 
Pero Jesús rechazó cada tentación, demostrando su obediencia a su Padre y su compromiso con su misión.
Mateo 4:4
Y Jesús le respondió: Está escrito: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

En el desierto fue un lugar de fortalecimiento espiritual para Jesús. El ayunó, oró y se enfocó en la voluntad de Dios. Esto lo preparó para enfrentar los desafíos de su ministerio.
Y por último en el desierto, Jesús reafirmó su identidad como Hijo de Dios y su propósito de salvar a la humanidad. Esto lo llevó a comenzar su ministerio con claridad y determinación.
Amadas que La experiencia de Jesús en el desierto sea un modelo para nosotras y veamos la importancia de la oración y el ayuno, la resistencia a la tentación y la obediencia a la voluntad de Dios 

Amadas que la experiencia de Jesús en el desierto sea un ejemplo y una inspiración para nuestra vida espiritual.

Recuerda que, aunque el desierto puede parecer un lugar árido y desolado, es también un lugar de: Purificación, renovación, transformación, revelación y guia.

Además los desiertos que permite Dios, nos ayudan a ver Su amor, Su fidelidad, Su misericordia posando en nuestra vida, allí es donde conocemos Su corazón, Su poder para sostenernos, Su cuidado, y Su provisión.
Transitemos el desierto, cómo lo hizo Jesús.
Esto requiere fe, perseverancia.
Pero para ello lo primero y principal debería ser de ir a buscar a Dios.
Seguidamente buscar apoyo de una hermana piadosa o la esposa del pastor, para que nos acompañen en oración en esos tiempos de soledad y por último mantener la perspectiva sin temor, expectantes de que todo lo que pasa en los momentos de desierto, Dios está allí y en control cumpliendo su plan en nosotras, recordemos:
Romanos 8:28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

El tiempo que dura el desierto muchas veces es largo pero, Dios nuestro amado Padre está al control de todo, dándonos Su fuerza y porque no decir que también nos da Su gozo, para enfrentar el desierto.
1 Pedro 1:6-8
En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso.

Entonces que nuestras fuerzas no se agoten, que nuestra fe no mengüe en tiempos de soledad; que nuestra obediencia al aceptar Su voluntad sea lo que le agrade al Padre, 
Amadas, y después que el tiempo del desierto, haya pasado; también estaremos preparadas y llenas de Su Espíritu Santo para lo que viene por delante.
Y al terminar el recorrido por el desierto, nuestro amado este al otro lado esperando para darnos Su amor, Su descanso en pastos frescos.
Salmos 23:2
En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.

Dios no, nos abandonará, no nos soltará hasta que haya terminado Su obra en nosotras, ya sea en el desierto o aún cuando todo vaya bien, cuando estemos sedientas de Él, Él nos dará agua de su manantial y un día todo terminará, los desiertos no son para siempre.
Leamos lo que nos dijo el profeta:
Isaías 35:1-2 TLA
Isaías anunció: ¡El desierto florecerá y la tierra seca dará fruto! Todo el mundo se alegrará porque Dios le dará al desierto la belleza del monte del Líbano, la fertilidad del monte Carmelo y la hermosura del valle de Sarón.
Amén, que a si sea!

Amadas, cuando todo haya finalizado podamos aprender de los pecados cometidos si acaso fue uno que nos llevó allí, recapacitar y con arrepentimiento genuino, dar gracias por llevarnos a ese lugar de humillación para ser mas dependientes de nuestro Padre.
Él salmista escribió en:
Salmos 119:71
Bueno me es haber sido humillado, Para que aprenda tus estatutos.

Él propósito de Dios en nosotras es que en cada desierto seamos transformadas a su imagen, no temamos estar allí, ya que tenemos un Padre amoroso que es el Dios de los desiertos.
Recuerdemos que transitar el desierto espiritual es un proceso, no un evento. Seamos paciente, perseverante y confiemos en Dios.

"LOS DESIERTOS SON NECESARIOS, PARA UNA RELACIÓN ÍNTIMA CON DIOS, EL NUESTRO MAESTRO ALLÍ NOS PREPARA PARA LAS BATALLAS QUE VIENEN POR DELANTE"

¡Dios con nosotras!

Comentarios

  1. Amén por éstas palabras, el Señor nos de fuerzas y sabiduría para pasar esos desiertos y así salir victoriosos de esas batallas🙏🙏

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