DIAS FELICES

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Días felices

1 Pedro 3:10
Porque: el que quiera amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño.

Muy severa advertencia del Apóstol Pedro, sobre todo para nosotras las mujeres, es necesario refrenar nuestros labios.

Refrenar: significa contener la fuerza o violencia de una cosa, en especial de un sentimiento.

¿Entonces depende de lo que vamos a decir para ver días felices?

Jesús nos dejó Su palabra y en el versículo de hoy nos da la pauta para saber cómo disfrutar de la vida. 
Su palabra nos dice qué hacer, qué decir y cómo hacer para tener días buenos y maravillosos.
Pero para lograr esto, nuestro Señor nos pide que cuidemos nuestra lengua de hablar mal.

El Apóstol Santiago en su carta en el capítulo 3, exalta a aquél que puede controlar la lengua, pues si logra controlarla, cambiará su manera de vivir.
Santiago 3:2
Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

Además Santiago también advierte que este órgano tan pequeño puede causar mucho daño.
Santiago 3:5
Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
Esta es una verdad, pensemos esto, una pequeña chispa puede incendiar un bosque.
¡Que peligrosa es nuestra boca!
Reflexionemos:
¿Cuántas veces hemos dicho lo que no debíamos?  
¿Cuántas hemos hablado demás? 
¿Cuántas veces hemos herido por no controlar nuestras palabras?
A todo esto:
¿Hemos buscado el rostro de Jesús y hemos pedido perdón?
Las Escrituras nos dicen:
Proverbios 12:18
Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina.

Ahora, si deseamos tener relaciones fuertes en nuestras casas, en la congregación o el trabajo? debemos aceptar lo que aconseja las Escrituras y poner atención en esto:
Santiago 3:10
De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

Amadas hablar lo que no debemos nos pasa a menudo por que hablamos lo que hay en nuestro corazón, es asi; la razón es porque aún tenemos una naturaleza pecaminosa, y lo que acumulemos en nuestro corazón saldrá por nuestros labios. ¡tengamos cuidado!
Lucas 6:45 (b)
...De la abundancia del corazón habla la boca
Amadas ¿De que llenamos nuestro corazón?
¿Quién gobierna nuestra lengua?

Sabemos que el órgano más pequeño de nuestro cuerpo es la lengua, y tiene mucho poder, solas y en nuestras propias fuerzas no la podemos domar.
Santiago 3:8
pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
El apóstol Santiago sabía muy bien como es nuestro corazón y deja verdades para nosotras, revisemos lo que hablamos, nuestras palabras deben dar vida, no dañar, ni dividir.

De un corazón no debe brotar dos fuentes, dos lenguajes, debemos ser sabías al hablar, Santiago continúa advirtiendo:
Santiago 3:9
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos y a la semejanza de Dios.
Lo que hablemos puede cambiar nuestras relaciones, dañar reputaciones, pueden aún ocasionar guerras.
Pueden cambiar el día a una persona o aún su vida, y los días que son bendición de Dios, pueden ser días de maldición por culpa de nosotras mismas.
Hermanas tenemos a alguien enviado por nuestro Señor, al Espíritu Santo que nos ayudará a dominar nuestra lengua y hablar con sabiduría.
Dios conoce que somos débiles ante tal pequeño órgano y nos deja una salida que es la de orar, pedir que su poder de dominio nos controle al hablar.
Su  palabra nos dice en:
Salmo 141:3
Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios.

Dios nos ayudará si le pedimos, pero debemos esforzarnos y aprender a refrenar, a contener, a cuidar nuestras palabras llenas de engañó.
Su palabra está cerca de nuestro corazón para obedecerla, sigamos su consejo.
¡Que nuestro corazón albergue palabras dulces!
Colosenses 4:6
Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

Amadas pongamos en práctica lo que hemos leído y/o escuchado y entonces tendremos:
¡días felices!

SI NO NOS GUSTA LO QUE ESTAMOS VIVIENDO, MIREMOS LO QUE ESTAMOS HABLANDO.

¡Dios con nosotras!

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